viernes, 25 de abril de 2008

Educacion: ¿compensacion o derecho?

Hace treinta años se decían cosas como que:

“La educación debe poder ser impartida y adquirida por una multitud de medios, ya que lo importante no es saber qué camino ha seguido el sujeto, sino lo que ha aprendido y adquirido.

Se dibujan dos tendencias: una hacia la diversificación y multiplicación de las instituciones educativas; otra hacia la desformalización de las estructuras tradicionales (...) Todas las vías –formales y no formales, intrainstitucionales o extrainstitucionales – podrían ser admitidas en principio como igualmente válidas” (Faure, 1973:269)

Resulta interesante comprobar como en aquellos años, era necesario defender principios que actualmente son incuestionables: los agentes educativos son muy diversos, el nivel de estructuración de dichos agentes no es igual sino que cada uno tiene un nivel de acuerdo con su carácter. También era necesario recomendar en un tono de plegaria, un principio que la Comisión Europea destaca en la actualidad: la educación permanente a lo largo de todo el itinerario vital, el llamado Life Long Learning, se expresa de este modo hace 30 años:

“ Permitir a cada uno escoger un camino con mayor libertad en un marco más elástico que el que existe en muchos países, sin estar obligado, caso de dejar la fila, a renunciar para toda la vida a los servicios de instrucción.” (Faure, 1973:270) Lo que propone es una integración, una abolición de la distinción radical entre educación formal y no formal. Los itinerarios educativos deben ser flexibles y el paso de un tipo a otro de educación deberá ser fluido y permeable.

Los conceptos se han ido consolidando a lo largo de estos años y ahora entendemos lo siguiente por educación formal, no formal e informal.

Por educación formal se entiende una educación estructurada institucionalmente, con un programa de estudio planificado y dirigido al reconocimiento formal del logro de ciertos objetivos educativos, tales como créditos, diplomas, grados académicos o capacitación profesional. Se le relaciona con los términos educación reglada y educación institucional. La educación que se ofrece para la obtención de un título académico es educación formal.

La educación no formal se la relaciona con la educación que no es estructurada, no es reglada, no es institucional. Es aquella educación que se produce en situaciones poco o nada institucionalizadas. Los cursos de salud que se imparten en una asociación de vecinos, las actividades que propone la Casa de las Culturas, los cursos que organiza el Departamento de Juventud de un Ayuntamiento, etc. son los que podríamos en este marco.

No obstante (Ferrández, 2002:295) señala que puede ser enseñanza no formal, pero reglada y pone como ejemplo las escuelas taller. “...serán no formales todas aquellas acciones educativas de una institución que no se contemplen como elemento o subsistema en el sistema educativo o que no estén sujetas a la administración correspondiente”. Por eso, todas las enseñanzas dependientes de un Ministerio distinto al de educación este autor se considerarían no formales, siempre que no se dediquen a acciones encuadradas en el sistema educativo formal, por ejemplo, la Universidad Popular, dependiente de un Ayuntamiento, tiene enseñanzas no formales (cursos para animación a la lectura, a la participación, idiomas, Internet) pero puede tener enseñanza formal si se imparten los cursos de graduado en educación secundaria.

Por educación informal, se considera al proceso educativo no organizado que transcurre a lo largo de la vida de una persona, proveniente de las influencias educativas de la vida diaria y el medio ambiente. Son los medios de comunicación (prensa, radio, Televisión) los principales agentes educativos informales. Cuando El Corte Inglés nos dice como va a ser la moda de esta primavera no sólo nos dice los productos que nos quiere vender sino que nos trasmite un modo de vida para hombres, para mujeres, para jóvenes, para niños y crea “modelos” de vida.

Como siempre, intentando simplificar una realidad compleja se ofreció esta clasificación que, personalmente, cada vez me resulta más inútil para intentar enmarcar las situaciones educativas que existen porque los límites no son claros o quizás porque las manifestaciones educativas son tan complejas que incluyen un poquito de educación formal, otro de no formal y otro de informal. De otro modo, ¿en qué apartado situamos las clases de árabe que imparte una mujer marroquí que acude a un Centro de Educación de Personas Adultas a aprender español para extranjeros?. Cuando conozco esas situaciones, las intento comprender en el contexto en que se producen, analizo en qué medida son trasferibles, qué tipo de dificultades existen, qué ventajas aportan, qué valores se desarrollan; En cualquier caso, lo que menos me preocupa es si debo considerarlo formal, informal, no formal o “sin forma” definida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace un tiempo que se trabaja en Teruel para introducir una empresa de desguace de aviones en los llanos de Caudé. A eso se le llama, políticamente, "logística inversa". Por utilizar la entrada de ayer, en gastronomía es muy utilizado el término deconstrucción. ¿Por qué no introducimos en el campo del aprendizaje permanente el término "deconstrucción del conocimiento"?