lunes, 1 de septiembre de 2008

Evaluación, exámenes, vuelta a empezar.

1º de septiembre. Examen. Llevo 30 años intentando explicar la diferencia entre medir y evaluar, evaluar y calificar. Todos estos términos forman parte del mismo proceso pero son cosas distintas porque su finalidad es distinta.
La evaluación con su correlato de las calificaciones condiciona el devenir el escolar, incluso el devenir social (Informe PISA, fracaso escolar, ...). Con las exámenes de septiembre se retoma el curso, las calles se llenan de niños y autobuses y se diluye el sosiego veraniego de la urbe.
Los estudiantes organizan su vida, sus estudios en función de cómo será el examen: "tipo test", prueba abierta, uno o más exámenes, profesor duro, blando, o loco extravagante.

No obstante, de un tiempo a esta parte, las pruebas puntuales, los exámenes, no son exclusivas para emitir la evaluación. La necesidad de valorar competencias, habilidades intelectuales y actitudes, más allá del simple recuerdo de informaciones obliga a utilizar otros tipos de pruebas y actividades: trabajo en grupo, participación en debates, asistencia a conferencias, visitas, elaboración de informes, realización de prácticas, etc.

La evaluación aparece en España en torno al 1971, con la Ley General de Educación de Villar Palasí, anteriormente sólo se hablaba de exámenes para ejercer la función selectiva que desde siempre tiene asignada el sistema escolar. A veces, se trata de edulcorar con la idea de que promueve la igualdad de oportunidades y por eso se habla de evaluación formativa como instrumento de ayuda para el proceso formativo del individuo.

Actualmente, la evaluación se asocia con la necesidad de ofertar un servicio de CALIDAD, una enseñanza, una educación de calidad. Por eso, los elementos a evaluar no sólo es el rendimiento del alumno (que sigue constituyendo un excelente indicador del funcionamiento del sistema); sino también se evalúan los centros, el profesorado, las infraestructuras, etc.

De la evaluación, escribí un libro hace casi 20 años, "Apuntes de evaluación", y en él señalaba la inflación de determinativos del substantivo evaluación: formativa, sumativa, continua, inicial, final, diagnóstica, integral, integradora, interna, externa, criterial, normativa, personalizada, ...

Me parece que quizás es demasiado académica esta entrada y lo que pretendo es vuestra participación para poder contestar en los próximos días; por eso, lanzo una pregunta- reflexión: ¿cómo fué vuestra experiencia de exámenes en septiembre? A mi sólo me mandaron una vez y fue por un error administrativo que el profesor de Filosofía no tuvo tiempo de subsanar.

Hasta mañana. Espero vuestros comentarios.

2 comentarios:

istharb dijo...

Mi examen es el miércoles!!!! Lo cierto es que espero sacar buena nota, pero, en febrero también lo esperaba, y me quedé en el jodio 4 que tanto les gusta a los profes.

Debo estudiar una asignatura obsoleta (el libro de texto es del 98 y habla de discapacidades), además lo que menos habla es del proceso de intervención educativa en personas con discapacidad (que se supone es lo que debería aprender) y para colmo hay que desarrollar dos temas (de 20 páginas en el libro) en dos horas.

En resumen, puede pasar cualquier cosa!!!!!

Un beso

Enrique García dijo...

Gracias por tu comentario. In boca al lupo!, dicen los italianos para desear buena suerte. En los próximos días comentaré tu reflexión: ¿el examen refleja lo que el alumno sabe, sirve para determinar si se han alcanzado los objetivos que se pretendían? ¿Se sabe lo que se pretendía?