martes, 1 de diciembre de 2009

Hipocorísticos-2


NO siempre se tiene la fortuna de que un articulista haga referencia a un libro en el que ha intervenido. Por eso, hoy os envio directamente a la referencia.

Y por si alguna vez la referencia desaparece paso a transcribir plenamente el texto. ¡Gracias Juan Bolea!

Hipocorísticos

84 emotivas crónicas sobre los Centros de Educación de Personas Adultas en Aragón.

30/11/2009 JUAN Bolea

El Departamento de Educación del Gobierno de Aragón acaba de editar un libro conmovedor que lleva por título, nada menos, Hipocorísticos, una palabra derivada del griego que, según nos instruye el diccionario, "en forma diminutiva, abreviada o infantil se usa como designación cariñosa, familiar o eufemística". ¿Un ejemplo? Pepe. ¿Otro? Charo. Y asimismo Paco sería un hipocorístico.

Hipocorísticos, que arrancó como una propuesta de redacción clásica para el alumnado, bajo el título provisional de Mi pueblo, mi centro y mi aula, consta de 84 crónicas o textos redactados por los alumnos del ciclo de Educación de Personas Adultas.

Leyendo a sus autores, aprenderemos a conocer un poco mejor a esta edad tan rica y olvidada a la vez. Ellos/as nos escriben --nos hablan, en realidad, pues sus estilos son de una sincera llaneza-- acerca de sus preocupaciones y sueños, de sus familias y recuerdos, de lo que sienten y de lo que ven. "Tenemos una bonita sierra con unas cárcavas que son de admiración --nos cuenta, por ejemplo, Alegría, de 73 años de edad, natural de Daroca-- y una rica y fértil vega con buenos frutales. Mucha gente viene a visitar la iglesia de San Martín de Tours, que es mudéjar, y una de las fachadas la comparan con una parte de La Seo".

Elena, de 67 años, nos habla desde Torrente, una población situada en el Bajo Cinca, "un pueblo pequeño situado muy cerca de la desembocadura al Ebro, en Mequinenza; estamos situados en lo que se denomina la Franja, bien comunicados, y nuestro idioma es el catalán".

Rosa nació en Monegros, en Grañén, nada más terminar la guerra civil, "cuando íbamos a buscar agua a las acequias, a lavar a tres kilómetros y a comprar con las cartillas de racionamiento... Hoy vivimos mucho mejor; los electrodomésticos han cambiado mucho la vida, sobre todo la lavadora..."

Josefina, de 79 años, nos escribe desde Ribagorza. "Desde los once años ya me bajaron a Campo a trabajar porque me quedé sin padre y mi madre se quedó viuda con cinco hijos y todos a trabajar. Y subimos poco a poco. Luego me encontré con un chico que nos gustamos, llegamos al matrimonio y tenemos dos hijos. Ahora ya tenemos cuatro porque se han casado y tengo tres nietos...

Hipocorísticos nos demuestra que la voz coral de la experiencia, de la edad, es noble y suele estar agradecida al tiempo y a la vida. Al esfuerzo de sus profesores, también, de todos esos maestros formados, muchos de ellos, en la Facultad de Educación, cuyo decano, Enrique García, recordaba en el acto de su toma de posesión que, con 2.000 alumnos y 143 profesores es una de las más populosas. Y citaba a Andrew Rasiej: "La educación pública es el pilar de la democracia. Sin un sistema fuerte no comprometes a la ciudadanía. La tecnología tiene el potencial para reconstruir el sistema educativo que, a su vez, liderará la refundación de la política".

Víctor Juan, director del Museo Pedagógico de Aragón, define a Hipocorísticos como un libro acariciador, "como acariciadoras son cada una de las crónicas que dan cuenta de la importancia de la educación, del convencimiento de que los seres humanos somos fundamentalmente memoria..."

Y corazón, habría que añadir, leyendo este libro.


No hay comentarios: