viernes, 26 de febrero de 2010

Formación pedagógica del profesorado según etapas

He recibido un comentario a una entrada de hace varios meses. Como de este modo quizás no se acude a leerla, voy a rescatarla para su comentario. Permíteme Anónimo que retoque un poco la redacción, sin traicionar el significado de tu comentario.

1.Ya podéis los maestros estar contentos. Los profesores estamos obligados a hacer un Máster en profesorado donde obtenemos la formación pedagógica y didáctica necesaria, de
hecho, ha nacido por esa necesidad. 2. ¿Qué excusa vais a buscar ahora para echarnos a un lado? La pega la pongo yo: -Los maestrillos podéis presentaros a unas oposiciones de secundaria, así como pedagogos y psicopedagogos, y dentro de unos años sólo será necesario que hagan este Máster para impartir en secundaria. Sin embargo, un profesor de secundaria (licenciado en filología, matemáticas...) no puede acceder a las oposiciones de magisterio, si quiere dar clases en primaria, tiene que hacer magisterio o el nuevo grado. ¿Por qué los maestros pueden moverse a sus anchas por nuestro ámbito y nosotros no por el suyo? He dado clases a niños de Primaria y es muchísimo más fácil enseñar a un niño desde los 6 a los 11 ó 12 años que enfrentarse a adolescentes, y eso no se puede negar. ¿Será que los maestros tienen miedo de que una persona con un temario de 72 temas sólo tuviera que ocuparse de 25 y acceder como ellos a magisterio? Porque de 72 a 25 hay un trecho... ¿Y si los de secundaria pudiéramos, a ver dónde os ibais a meter los de Primaria? Ahora que tenemos la formación pedagógica más de uno se va a tener que callar, y ahora somos nosotros los que os decimos: Vergüenza de 25 temas, vergüenza.

No quisiera abrir una guerra entre cuerpos de enseñanza, sino un debate que nos conduzca al cuerpo único de enseñanza.

4 comentarios:

Rosa dijo...

Como ya hice ver en una contestación a uno de tus post, me resulta difícil entender la rivalidad, mal concepto y desperecio que los maestros tienen a los profesores de secundaria y los de secundaria, por lo que se ve, a los de primaria. En la educación estamos todos y todos tenemos que esforzarnos por ofrecer lo mejor y evitar rencillas y descalificarnos(lo de maestrillos sobra).
El comentario, desde luego, destila un poco de resquemor ¿no?...y eso que yo voy para secundaria. ¿Le falta razón? Seguro que sí , desde el punto de vista de un maestro y no la deja de tener desde el punto de vista de uno de sencundaria. Todo es relativo y todo puede enfocarse desde distintos ángulos y concepciones.
Tal vez la pregunta clave es ¿qué entendemos por formación pedagógica?¿cómo se alcanza?¿qué la avala y demuestra?...ahí es nada.La realidad cotidiana demuestra que en ocasiones un maestro, por mucho que haya cursado una carrera, carece de esa formación y un profesor de secundaria, así tenga superados 100.000 masters, también carece de formación pedagógica...Por consiguiente, la cuestión parece estar más que en el haber recibido formación en el hecho de estar formado pedagógicamente y esto, supongo yo, lo dará la práctica de la enseñanza, el interés del docente y el conocimiento de la pedagogía y/o sus principoos. Sería de agradecer que quienes leen el blog y son expertos en la materia aporten su punto de vista y sería también de agradecer evitar posturas arrogantes del tipo "somos los mejores", ahora "os vais a enterar" o cualquier otra similar o parecida....
Ahora voy a llorar un poco ¿25 temas para la oposición de maestro?¿en serio? No doy crédito. Tengo que preparar 63 temas , a cual de todos ellos más denso y concienzudo....snif, snif...¡que pobres los que vamos para secundaria!

Enrique García dijo...

Gracias Rosa, por orientar el debate hacia la puesta en común y no hacia la pelea fraticida. Espero que el resto de comentarios sean de la misma orientación de crítica constructiva sea desde el punto de vista que sea.

Anónimo dijo...

He respirado hondo y contado hasta 10 para no contestar porque considero que no soy la más indicada, pero como me he sentido aludida no puedo evitarlo, así que allá voy.

Soy diplomada, por decisión propia y por vocación. Sí, no es que mi intelecto no sea capaz de cursar una licenciatura (tampoco puedo asegurar que sí lo sea porque, de momento, no lo he probado), pero el caso es que cuando decidí cursar una carrera como proyecto laboral de futuro, decidí que lo que quería ser era maestra y de primaria (¡toma ya!), porque, aunque otras especialidades tienen más ofertas laborales, yo quería ser tutora y pasar el mayor tiempo posible con el mismo grupo de alumnos. Desconozco si cuando un licenciado en filología o matemáticas (por citar tus mismos ejemplos) decide iniciar esos estudios, lo hace convencido de que lo que quiere es enseñar, compartir lo que sabe con otros, ayudar a otros a que se formen como personas libres y críticas, inculcar valores como el respeto hacia los demás… Porque, amigo, aunque tu licenciatura te sitúe por encima de mí (mera diplomada) permite que insista en que este punto de partida es fundamental cuando hablamos de niños. Para trabajar como docente, cualquiera vale. Para ser un buen docente, se necesita, además de otras muchas aptitudes y actitudes, vocación y aún así, sin hay garantías de éxito.

Recuerdo una situación concreta de mis prácticas que me gustaría compartir: un grupo de 2º de primaria respondiendo a la pregunta; ¿qué quieres ser de mayor? Un alumno me contestó: maestro de infantil. ¡Ah! Muy bien, ¿por qué? "Porque no hacen nada". ¡Vaya! Así que los de infantil no hacen nada y los de primaria poco más, pero luego nos toca ser padres y no somos capaces de hacer esa parte, tan fácil, que supone educar a uno o dos niños.

¿Será que para educar y tratar con un niño se necesitan competencias distintas a las que tiene un filósofo o un matemático? Porque hoy todos somos expertos en política, medicina y educación sin haber estudiado la propia carrera. Lástima que no usemos la misma metodología con los idiomas… ahora el que menos, sería biligüe.

Espero que este comentario, a pesar la de ironía que lleva implícita, no suscite tampoco ninguna pelea innecesaria. Como maestra de primaria y posible compañera de colegio, me gustaría y desearía sentir que estamos en el mismo barco.

Saludos.

Anónimo dijo...

A veces, pienso que lo mejor es que la carrera de magisterio hubiera tenido una duración de 5 años, así nos ahorraríamos los maestros tener que defender nuestras competencias profesionales frente a las de un licenciado.

Estudié magisterio, al igual que mucha gente, porque realmente quería ser maestro. Si los requisitos para serlo hubieran sido estudiar 6 meses, los hubiera estudiado, si hubieran sido 6 años, también.

Actualmente trabajo como maestro y estudio psicopedagogía no sin otro fin que el de ampliar conocimientos pedagógicos, sin la intención de “ascender” a secundaria.
Primaria y secundaria son complementarios, sí, pero ciertamente incomparables. Es por esto por lo que hay que tener cuidado (más nosotros, como docentes) de no desprestigiar ni a un campo ni a otro, al ser ambos hermanos.

Rezo porque llegue el día en el que un profesor de instituto español se dirija a sí mismo no como químico, físico, etc., sino como profesor de química, de física... Estudié un año en Inglaterra, donde existe la carrera de magisterio de primaria con su correspondiente especialidad y la de magisterio de secundaria con su correspondiente especialidad. Donde el que quería ser físico estudiaba física y el que quería ser profesor de física estudiaba el tipo de magisterio antes comentado. La gente allí reconocía no sólo la labor, sino también los estudios dirigidos a ser maestro como algo lleno de mérito.

La labor profesional es reconocida, en gran parte, por el valor económico que a esta se da, es decir, por el salario del profesional en cuestión, es ahí, en mi opinión, por donde empiezan a delatarse las supuestas diferencias en la importancia (llámese dificultad, si así alguien se queda más contento) de la labor de un maestro y la de un profesor de secundaria...

También, decir que no considero que implique un sobreesfuerzo por parte de un licenciado (si realmente le interesa el mundo de la educación) verse obligado a estudiar el Master en Formación del Profesorado, lo vergonzoso era el modo de acceder a secundaria de unos años a esta parte. 5 años de formación en x materia, y únicamente 3 meses de formación en pedagogía. Increíble.

Añadir, para finalizar, que hasta donde llegan mis conocimientos del asunto, el licenciado de psicopedagogía que no haya conseguido su título antes de octubre (9?) del pasado año, también tendrá que, de ahora en adelante (Enrique os lo sabrá decir mejor), cursar el Master en Formación del Profesorado al igual que el resto de licenciados, aun teniendo a sus espaldas 5 años específicos de estudios en pedagogía.

PD. Ahora entenderás, Enrique, porque nunca participo en el blog. Cuando empiezo a escribir no puedo parar... Jejeje!

Un saludo a todos.

Luis