miércoles, 10 de marzo de 2010

Buscando autor

Entre mis papeles he encontrado un cuento que debo tenerlo desde el año 2000 aproximadamente, pero tengo un problema no sé si es original mío o bien lo copie.
Recurriendo a google encontré algunos enlaces (1) (2) que son posteriores. En cualquier caso es un bello relato:

La niña que quería ser astronauta

Erase una vez una niña inquieta, revoltosa, insegura y pecosa que quería alcanzar una estrella. Se llamaba María. Vivía en una ciudad de cielo espeso, donde era difícil ver las estrellas incluso en la noche.

Su país era muy pequeño y no tenía naves espaciales para ir a las estrellas y, en cualquier caso, no iban a mandar a una niña, quizás a un niño o mejor a un hombre.

Por eso comenzó a buscar un país que quisiera mandar a una mujer astronauta para atrapar una estrella. Pero, todos los países a los que preguntaba sólo querían mandar a hombres para que cogieran materiales para hacerse más ricos. Ninguno se preocupaba de coger en las estrellas aquello que había inspirado a los poetas.

Después de varios años de buscar y buscar, todo seguía igual que al principio. En alguno de los países le decían que no tenían dinero, en otros que quizás el año que viene, y así un país tras otro se excusaba de no querer mandar una mujer a buscar en las estrellas aquello que había inspirado a los poetas.

María miraba al cielo y cuando se encontraba en un país con el cielo claro, en la playa junto al mar, se ilusionaba y creía que las estrellas estaban más cerca. Por eso, se acercaba a las montañas, a los pueblos colgados junto al mar donde en las noches se podía contemplar en las estrellas aquello que había inspirado a los poetas.

En cierta ocasión, María paseaba por la orilla de un río con mucha, mucha agua. De las aguas apareció un duende, un gnomo de las aguas. Al principio, se asusto y pensó en correr, pero luego se sintió confiada y se sentó junto a él. El gnomo le dijo: "aquello que había inspirado a los poetas no está en el origen, sino en el destino". Dicho esto, el gnomo desapareció como había aparecido, es decir, entre las aguas oscuras de la noche.

Empezó a pensar que había querido decir el gnomo. Lo comentaba con amigos y conocidos. Algunos le decían que estaba loca, a su edad pensando en gnomos, en estrellas y en aquello que había inspirado a los poetas.

De repente, se dio cuenta que la respuesta estaba en ella. Siempre había estado allí, pero estaba escondida, agazapada, atemorizada de ser libre. Empezó a valorar la respuesta, a mimarla, con ternura logró que las ideas fueran creciendo, desarrollándose, para convertirse en aquéllo que había inspirado a los poetas.

Por fin, después de mucho caminar y recorrer lugares diversos, había conseguido alcanzar la estrella que había inspirado a los poetas y que también le había inspirado a ella.

Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

ESTO ES LO QUE ENCONTRÉ ESCRITO.

Cada vez que lo leo, empiezo a pensar que fui yo quién lo escribió cuando encontré lo que inspira a los poetas.

1 comentario:

Raquel dijo...

hoy me siento inspiradora, no sé por qué... hasta he hecho un montón de preguntas en la clase!! Espero que algunas de ellas sean interesantes y que no molesten a mis ocmpañeros!!

Pero si que puedo asegurar que viene de "ahí", de mi interior. Como muy bien dice el cuento. Si que es muy bello, aunque para muchos parezca algo cursi pero sin embargo nos gusta.

Conozco varias historias y teorías que me recuerdan a este cuento. Una de las historias es la felicidad y los tres demonios, que la conocí por primera vez en un correo de estas cadenas.

LA FELICIDAD Y LOS TRES DEMONIOS

"En el principio de la creación había tres demonios que querían esconder la felicidad para hacer desdichado al ser humano.

El primer demonio dijo: "Vamos a esconderla en la montaña más alta, los humanos no son tan fuertes para subir y encontrarla en ese confín del mundo".

Los otros dos demonios replicaron: "No estamos de acuerdo, el ser humano es muy astuto y decidido, luchará hasta desarrollar su físico para poder subir y encontrarla".

El segundo demonio expresó su opinión:"Por qué no la escondemos en el fondo del mar, en el océano más profundo, los pulmones del ser humano no resisten tanta presión y ahí nunca la encontrará".

Sus compañeros protestaron: "No es un buen lugar, el humano es inteligente y desarrollará la tecnología par llegar al fondo del mar y hallarla".

Al tercer demonio le llegó su turno: "Yo creo que debemos esconderla en el interior del ser humano, estará tan ocupado buscándola en el exterior que nunca se dará cuenta que la felicidad habita dentro de él".

Los otros dos demonios se quedaron atónitos y se pusieron a trabajar, escondieron la felicidad en el interior de cada hombre y mujer que habitaría la tierra.

Es por ello que la felicidad no está en lo material, sino cuando tomamos conciencia que de nosotros depende hacer que nuestros sueños sean una realidad"

Espero que les guste. Abrazos