miércoles, 1 de junio de 2011

Convivir, compartir, conciliar

Llevo intentando subir esta entrada cinco o seis intentos, así que telegráficamente, os informo:

Mañana,  a las 11:30 horas presentación libro en el Centro Educación de Personas Adultas: J.J. Lorente  en C/Castellote nº3, en el barrio de las Delicias.

Nuestro modelo de sociedad se transmite de generación en generación mediante el proceso de socialización, en el que se asimilan e interiorizan los elementos culturales y sociales que garantizan la adaptación e integración en la sociedad. Este proceso es distinto según el sexo de las personas, asignando modelos diferentes para las mujeres y para los hombres en función de lo establecido socialmente para cada grupo.
Desde la infancia hemos aprendido un modelo de hombre o de mujer, y muchas de nuestras conductas y pensamientos vienen determinados por ese proceso de aprendizaje. Se espera que ejerzamos nuestro rol de manera “adecuada”. No hacerlo supone romper, enfrentarse, cambiar las normas y en ese contexto es donde surge la violencia.
La base de cualquier tipo de prevención es la educación y para ello, existen dentro de los distintos niveles educativos, planes de trabajo específicos. Ahora bien de poco o nada sirven estos programas si la imagen que reciben de sus familias o de la sociedad, a través de los ejemplos de sus propios comportamientos, no refuerza este aprendizaje y es en este ámbito, en el de la pareja primero y la familia después desde donde se transmiten, muchas veces de forma inconsciente, los modelos aprendidos.
Desde hace dos años siete Comunidades autónomas: Andalucía, Asturias, Canarias, Extremadura, Madrid, Valencia  coordinadas por Aragón venimos desarrollando un proyecto de trabajo denominado “Las tres C: Convivir, compartir, conciliar” dirigido a mujeres y hombres jóvenes y no tan jóvenes, que formarán o han formado parejas; que son o van a ser madres, padres, abuelos y abuelas transmisores de roles tanto desde su ámbito más cercano, el familiar como el social.
Junto a los  materiales de trabajo queríamos que la visión de las propias personas destinatarias estuviera recogida   por lo que dentro del tema de  violencia hemos ido recopilando sus opiniones, vivencias y pensamientos en un libro “Cartas a una mujer maltratada/Cartas a un maltratador” que ha sido prologado por D. Miguel Lorente Acosta, Delegado del Gobierno para la violencia de Género, y que amablemente se  ha prestado a presentarlo públicamente en Zaragoza

1 comentario:

azucena dijo...

El problema también radica en que todavía mujeres de mi edad, cercanas a los cuarenta pero con unos años que ya hemos apostado por la igualdad, defiendan a sus maridos, por no decir chulos, que actúen como lo hacen. Al fin y al cabo ellas están solamente para servirles.
Pero si nos damos cuenta, y como decimos en Magisterio, todo nuestro alrededor está envuelto en un "curriculum oculto ". Vas a comprar los regalos de Reyes, y en el pasillo de las niñas se sigue poniendo muñecas, cocinitas,planchas, electrodomésticos...mientras que a los chicos herramientas, coches y motos,etc.
Ellas son princesas y ellos jefes. Por mucho que los demás estemos educando a nuestros hijos para que vivan e interioricen el respeto y la igualdad de los sexos, están rodeados de mensajes subliminales .
Ninguna mujer, ni ningún hombre debe ser maltratado, ni física ni mentalmente.
El problema es que aunque no sea otro el que te maltrate, eres tú mismo el que lo haces al aceptar el rol que te han impuesto y no luchar por lo que de verdad eres: una persona por encima de todo