lunes, 24 de septiembre de 2012

Lección de pedagogía

No es mío, pero habla de mí. Un poco de falta de humildad no viene mal en "horas bajas".




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Mariano Gállego
Lección de pedagogía




UN día después de la tensa inauguración del curso académico de la Universidad de Zaragoza –con decenas de manifestantes protestando contra los recortes en la puerta del Paraninfo–, el decano de la Facultad de Educación, Enrique García, escenificó el pasado martes su propia apertura y lo hizo de manera muy singular: convocó a su comunidad educativa al pie de las obras del edificio, de la facultad, paralizadas desde el pasado mes de julio por la indiscriminada supresión de inversiones decretada por el Gobierno de Aragón. Era su particular manera de justificar in situ por qué sus profesores y alumnos deben diseminarse este curso por ocho ubicaciones diferentes de Zaragoza. Nada menos que 2.200 universitarios deambulando entre clase y clase por el campus de San Francisco, mendigando un aula donde estudiar.

Pero el decano de la Facultad de Educación fue más allá. Anunció que ha remitido una carta a los integrantes de la lista que elabora la revista económica estadounidense ‘Forbes’, esa que clasifica a las personas más ricas del mundo, con la intención de conmover algún alma y conseguir, por caridad, suficiente dinero para culminar la construcción del edificio. El decano está dispuesto a bautizar a la nueva facultad con el nombre del mecenas de turno.

 La idea puede parecer absurda, aunque en ningún momento me ha dado la impresión de que el profesor Enrique García hablara en broma. Pero no me negarán que la rogativa está cargada de imaginación... y de no poca socarronería. A quien sí deja en evidencia la particular propuesta de nuestro decano es a nuestras autoridades, incapaces de comprender que la educación es un pilar básico para encarar la crisis con alguna garantía. Toda una lección magistral sobre cómo se derrumba nuestro sistema educativo público sin que las administraciones asuman sus responsabilidades.

Con su especial apertura paralela junto a las vallas de unas obras inacabadas, el decano de la Facultad de Educación ha hecho más pedagogía sobre la inconveniencia de ciertos recortes que cualquier manifestación, sencillamente porque ha colocado delante mismo de las narices de nuestros gobernantes el esperpento y la vergüenza de una clase política que en unos momentos tan delicados se equivoca al establecer las prioridades.

mgallego@heraldo.es

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