jueves, 28 de noviembre de 2013

Jota aragonesa

No me he vuelto loco, simplemente que un compromiso familiar me llevó a un concurso de Jotas.

Después de mi entrada sobre Flamenco, trataba de acercar un poco más a la tierra en la que he nacido y en la que he trabajado. Ahora, que lo pienso sólo he estado fuera de aquí para hacer el bachillerato y mi licenciatura.

Cuando era pequeño, pequeño, pequeño; mi madre recordaba que cuando en la radio ponían jotas; yo me subía a una silla y apagaba el aparato.

Luego, en el exilio de la Universidad Laboral, recuerdo que una mañana de domingo, me llegaron las lágrimas al escuchar jotas con un dominico navarro que se encarga del internado.

Hace unos días asisto a un concurso de Jotas y me vienen estas reflexiones, que seguramente, algún lector más conocedor que yo del tema, podrá contradecir y ampliar.

Las jotas son tradicionales pero yo creo que lo tradicional no tiene que estar asociado a lo rancio ( segunda acepción del diccionario de la RAE),  porque rancio me parece la organización que establece el siguiente programa, si bien sólo se dice que se empieza a las cuatro de la tarde

16:00 Actuación de 15 concursantes alevines
17:00 Actuación de 16 concursantes infantiles
18:00 Actuación de 15 concursantes juveniles
19:00 Actuación de 17 concursantes adultos
20:00 Premiación

Supongo que esa ha sido el horario porque yo he escapado a las 18:00.  Por cierto, no había descanso ni para ir al baño quienes tuvieran necesidad. Cuatro horas de atención a una misma actividad, casi es como ir a la escuela o al trabajo y era domingo cuando sucedió.

También me resulta rancia la temática de las letras de las canciones: Virgen del Pilar, relaciones tradicionales, referencias a una sociedad del siglo XIX o pre- Constitución del 1978.
Vamos que no hay intentos estilo Ketama u otros grupos musicales de reivindicar nuestro cante tradicional. Ya sé que existe Carmen Paris, pero nunca sus planteamientos han sido tomados como "posibles" por la tradición jotera.

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