jueves, 16 de agosto de 2018

Del bullicio al silencio


Día 16 de agosto
Visitando los Costwolds. De nuevo, esa extraña sensación de estar conduciendo por carril contrario. En realidad, la conducción con volante a la derecha me parece más racional que la europea: mi mano derecha en el volante y la izquierda en el cambio porque por las viradas carreteras inglesas conviene estar dispuesto a reducir velocidad cuando llegas más acelerado a una curva que parecería más fácil o cuando en una carretera estrecha, donde cabe un vehículo y poco más, te encuentras con otro coche o camión que viene de frente.

Burford es el primer pueblo -ciudad en el camino desde Oxford. Nuestra primera parada para entender donde dirigirnos en esta vasta extensión, llena de paisajes fotogénicos y centros de población bien conservados con casas de piedra, techos de pizarra y puertas y ventanas (serramenti en italiano) de madera.




La visita es corta aunque exige curiosear varios pubs y elegimos el The Marmeleide para tomar un descanso junto a una ventana que nos permite ver la calle principal.
Los ingleses han decidido que si la carretera pasaba por la calle principal, la carretera sigue pasando por la calle principal aunque el pueblo tenga centrada su actividad en el turismo y en el encanto de sus rincones.
El único edificio principal visitable es la iglesia y junto a ella el cementerio y sus lápidas con sus epitafios consumidos por la lluvia y el viento.
NO podemos quedarnos todo el día, así que tomamos dirección sur para ver Bibury. En la carretera, en Aldsworth, encontramos un pub donde podemos detenernos a comer, pero son las 14:10 y la cocina esta cerrada. Consejo: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”, e intenta llevar el horario de la población local.

Dicen las guías que Bibury tiene la calle más bonita de Inglaterra, lo que la convierte en más turística y más comprensiva con dos viajeros que no respetan las costumbres horarias de la Isla. En el menú, una trucha del vecino criadero.

En la visita a la ciudad-pueblo, en la Iglesia están preparando unos centros para el próximo concurso de flores. Dos características de las parroquias de este territorio: las encontramos siempre abiertas con sacerdotes o feligresas y acogen cualquier otra actividad cultural.

Comienza a caer la tarde y camino a nuestro hotel, The Hallow Bottom, pasamos por Northleach, aunque es grande, a estas horas los turistas deben estar de vuelta porque podemos aparcar con facilidad en la plaza y pasear tranquilamente por su parque – pradera que confina con un campo en el que las ovejas pacen con un sol de atardecer aunque sólo son las seis de la tarde.

Guiting Power está en el corazón de los Cotswoldsus carreteras son estrechas, subidas y bajadas y no suficientemente señalizada por lo que después de unas errores en la navegación ya que pierde la señal, llegamos a nuestro destino.

Nuestro alojamiento es un cottage convertido a pub, el pueblo tiene casas de piedras aunque su conjunto no es tan bello como lo visto hasta el momento. La iglesia es fortificada con una torre para divisar el horizonte y está coronada por la bandera del Cotswold.




Veníamos buscando un lugar distinto a las aglomeraciones londinenses, y lo hemos encontrado: parking gratuito, se aparca en una parte ancha de la carretera que atraviesa el pueblo y es la calle principal; apenas hay luces al anochecer y se escucha el silencio; se pueden contemplar las estrellas aunque el frío (perdón para quienes sufrís veinticinco grados a las diez de la noche) no inviten a contemplar alguna estrella fugaz que llegue con retraso.

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