jueves, 18 de enero de 2018

ELEM_ Escuela de Liderazgo y Empoderamiento

En la primera jornada de esta Escuela, estuvo como invitada LAURA FREIXAS . Estas son mis notas un tanto elípticas, un tanto incompletas, un tanto imprecisas pero quizás eso puede invitaros a seguir leyendo y reflexionando sobre este tema

La autora centra la cuestión del liderazo y el empoderamiento de las mujeres en la CULTURA. Pero la Cultura no es espejo de la realidad, mezcla lo real con lo irreal y cuando refleja la realidad no es imparcial, lo hace con un valor implícito.
El Hombre aparece como: héroe, salvador, un hombre bueno, poderoso, sólo, padres simbólicos

El Hombre posee a sus aliados, se legitiman unos a otros, buscan el poder de forma excluyente. Se presentan aliados con la violencia y se llega a presentar de forma simpática (Asterix)

En cambio, la mujer aparece como:

A)  la amante, joven, sexy, sumisa, accesoria. (Intercambiable)
B) Mujeres, la madre, biológica no simbólica. NO trasmite identidad, poder, sabiduría. Es altruista
“Hágase en mi según tu voluntad” María no es diosa.
Película “Madre & Hija”
La cultura las presenta como:

  • Anónimas, intercambiables,
  • Objetos
  • Invisibles (publicidad de gestación subrogada)
  • Maltratadas

Mujer sumisa= Ideal.
Mujeres poderosas=Ridículas.
Mujeres no se presentan como aliadas sino como enfrentadas
Mujeres poderosas= Odiosas
Mujeres poderosas= Peligrosas
Mujeres poderosas: hay que eliminarlas.

También hay una cultura alternativa que presenta a las mujeres como:

Inteligentes: Hannah Arendt
Inquietantes
Valientes: Isabel Coxet
Poderosas
Creadoras
Feministas: Chimamanda Ngozi Adichie

Todos deberíamos ser feministas como señala este autor cordobés que he oído esta misma mañana.

Para saber más. Acudir a la web:
http://www.clasicasymodernas.org/

y no perderse el discurso inaugural de la Presidenta de la FAMCP, Carmen Sánchez :


ELEM presentación from ELEM Aragón on Vimeo.





martes, 16 de enero de 2018

La escuela digital y la escritura

Traduzco un artículo del Corriere della Sera de 15 de enero de 2015, que he encontrado en una operación limpieza:

"Hacemos demasiada retórica sobre la escuela digital y mientras, los niños no saben escribir" titula Giovannni Belardelli.

¿Se permite alguna duda sobre la Escuela 2.0? No, obviamente, sobre la necesidad de que los institutos estén dotados de computadoras y conectados a la red (algo que no sucede especialmente en el sur de Italia). Pero sobre el hecho de que la enseñanza esté totalmente digitalizada, tanto en en los materiales utilizados como en los métodos didácticos. Las dudas son frutto de una experiencia de dos escuelas de primaria romana. En las mismas, con los alumnos de tercero, cuarto y quinto se dió la orden de escribir de 4 a 6 lineas. Se analizaron según el contenido, la caligrafía, la sintaxis, etc.

La iniciativa partía de la constatacción de que la generación de los nativos digitales está perdiendo la capacidad de escribir en cursiva, en beneficio de la utilización del teclado o - para quienes todavía saben usar el boligrafo o la pluma - y de la letras de imprenta. El punto relevante es, como ha observado uno de los responsable del proyecto Benedetto Vertecchi, que a la creciente dificultad de escribir a mano y a la paralela difusión de los medios digitales se corresponde " una disminución de la memoria, de la capacidad de orientación espacial y menos percepción precisa de las relaciones temporales". Corresponde, en realidad, alteraciones significativas del aprendizaje.

Bienvenida sea una dotación minimamente adecuada  de las escuelas en el campo de los instrumentos digitales. Pero el nuestro sistema de instrucción debería tener la obligación de preservar no sólo la habilidad de la escritura a mano, sino también la específica capacidad de percepción y de organización del pensamiento como habilidades conectadas a la primera. Para hacer entenderlo al Ministerio de Educación que fuesen conscientes del problema y fueran más allá de la retórica fácil de la "Escuela 2.0".

La denuncia del movimiento pendular: entre la tecnofilia y la tecnofobia existe el camino medio de la Aceptación crítica de la tecnología.


lunes, 15 de enero de 2018

El oxímoron: filosofía religiosa y la Escuela



FLAVIO OREGLIO (2011) Storia curiosa della scienza. Le radici pagane dell’Europa. Scienza, filosofía, reliione c’è sempre bisogno di raccontare il mondo in modo nuevo e adeguato ai tempi. Firenze, Salani Editori.
(p.201)
4. Un “yo acuso” a la escuela
La escuela no informa sobre estos hechos [las relaciones de pensamiento y cómo la caída del imperio romano y la aparición de la Iglesia llevaron consigo en los primeros cinco siglos de la era cristiana una ocultación de los avances científicos filosófico del periodo helenístico] que se conocen.
“A pensar mal se comete pecado, pero casi siempre se acierta” decía Andreotti. ¿Y nosotros que habíamos pensado mal de él? ¿Habíamos adivinado? No lo sabremos jamás.
Partimos de la pregunta: ¿La escuela es laica?
Siguiendo el consejo de Andreotti quiero pensar mal e introduzco el concepto d control de la información escolar. No es un problema únicamente de religión: sospechosos influjos eclesiásticos en la enseñanza de la Historia.
Aclaro mi posición.
Por lo que respecta a la hora de religión, personalmente la consideraría obligatoria, pero lo haría teniendo un curso de “Historia de las Religiones” por un docente salido de un curso propio de estudios universitario y elegido a través de un concurso público (ni más ni menos que como se eligen, por ejemplo, los docentes de matemáticas o de letras). Paralelamente, instituiría otro curso obligatorio de “Historia de la Filosofía y de la Ciencia” para completar a un normalísimo “Curso de Historia”.
Por lo que respecta a los hipotéticos influjos eclesiásticos sobre la enseñanza de la Historia. La sospecha nace porque sobre algunos temas (no sobre todos) la escuela habitualmente desatiende su propio papel formativo e informativo.
Y uno de éstos es propiamente el estudio de los primeros cinco siglos después de Cristo.
Decidme si me equivoco: en la escuela se cuenta que durante el Imperio romano existieron las persecuciones, que en cierto momento llego Constantino, que vio una cruz en el cielo y que, por esto, se convirtió. Por esto, después cesaron las persecuciones y la Iglesia de los buenos triunfó. Inmediatamente después, llegaron las invasiones de los Bárbaros, la caída del Imperio romano de Occidente y se inició la Edad Media.
Esto son, poco más o menos, cinco líneas en las que se concentran quinientos años de historia. No creo que las personas (a menos que se hayan informado por su cuenta) hayan comprendido mucho mas sobre este periodo histórico a partir de estas enseñanzas escolares.
Para entendernos, en aquella misma escuela, por lo que respecta a los quinientos años sucesivos se nos informa sobre una “porrada” de temas como:  las invasiones de los Bárbaros y los reinos románico-bárbaros, la reconstrucción del imperio de parte de Justiniano, la  expansión de los Lombardos, los Lombardos y los Bizantinos en Italia, el Sacro Imperio Romano de Carlo Magno, el feudalismo, el Sacro imperio romano-germánico…muy vitales en la segunda parte del Primer Milenio de la era actual, tan pobre de acontecimientos la primera.
¿Hay algo que esconder? ¿Y si la respuesta es positiva, el qué? ¿Quizás el origen humano de algo tenido todavía como algo divino?
Por otra parte, un poder religioso (o político) que se repite, debe controlar la mente de las personas desde los primeros años de edad. Y lo hace a través una institución y una institución formalmente laica que es obligatoria para los alumnos pero que no se obliga nada a sí misma.
De hecho, lo curioso es que la información sobre este periodo existe, pero no viene divulgada con la apropiada y justa claridad.
¿Por qué? ¿Por qué no se enseñan determinadas cosas? ¿Por qué es peligroso?
Porque se ponen en fila los hechos, después son ellos mismos a contarnos como fueron los hechos. Los hechos cuentan la Historia. Por eso, lo mejor es eliminarlos o como mucho contarlos a trozos y retales si no queremos recibir un millar de preguntas incómodas. (p.203)