He escrito ocho entradas sobre el libro de Manuela Carmena. Me ha resultado muy sugerente porque a pesar de su tono biográfico "Imaginar la vida", el relato se focaliza especialmente en su vida profesional, lo que queda reflejado en el subtítulo "Cuatro décadas transformando lo público"
Pero creo que en el final se refleja el objetivo que tenía con el libro. Es en la última página donde los autores se preguntan pero para qué ha sido todo este esfuerzo.
"No cabe plantear solo la necesidad de una reforma, de una reforma más, bajo ese latiguillo, recurrente, de "agilizar la Administración". Hay que reformular la concepción misma de la Administración pública".
La administración debe estar al servicio de los ciudadanos. Esto que parece obvio, en realidad no ocurre así porque la burocracia con su lentitud, la inercia del "esto siempre se hizo así", nos llevan a decir que "La ciudadanía litiga contra la Administración". Frente a esta realidad, Manuela Carmena propone "la plataforma de la imaginación".
La reforma de la Administración pública ha de responder a una nueva cultura. ¡Qué utópicas me suenan estas afirmaciones en los tiempos que el autoritarismo y los modos del pasado vienen campando!
Carmena refiere a la historiadora americana Lynn Hunt, que "entiende que los derechos humanos se inventaron en el filo del siglo XVIII, debido a un aumento de la empatia social". Lo que fue determinante para la declaración de derechos humanos. [Hoy, pisoteados ]
Weber trató de racionalizar el servicio al ciudadano una vez superado el despotismo absolutista pero le faltó ponerse en el lugar del otro, en el de la ciudadanía. En su lugar, se instaló la prepotencia, la desconfianza hacia el ciudadano. Por eso, las leyes se dictan sobre la conducta que será admitida como buena pero también se señala el castigo que sufrirá quien no respete esa ley, Pero no se inventan ni declaran formas para que la ciudadanía se comporte correctamente sin necesidad de recurrir al castigo.
"Se requieren nuevas ideas, ante nuevos conceptos o concepciones distintas de cosas que, por acrítica repetición, han perdido su sentido".

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