domingo, 22 de julio de 2018

Emociones y Tour


22 de julio, Una nueva experiencia: El sprint intermedio

Los sitios que elegimos para ver cada día el tour dependen de nuestras posibilidades de desplazamiento que están condicionadas por los kilometros y la situación del tráfico que separan unas etapas de otras, por los cierres de carreteras que se producen desde primeras horas de la mañana o del día anterior, así como nuestros gustos e intereses.

Hoy, amanecimos en Bedarieux y estamos a unos 70 kms del paso de la meta volante. Así que allí nos dirigimos.

Me levanto temprano porque todavía tengo que hacer algunas indagaciones sobre el pasado familiar y conocer más el pueblo. Comienzo mi paseo en mi bicicleta para eso estamos en el Tour y descubro varios aspectos de la ciudad:
- Una gran preocupación por el tema de la paz y la comprensión internacional. Celebraron un encuentro hace unos años y han dedicado una plaza a la Paix.
- Hay un festival de encuentro entre culturas.
- Tiene un hospital
- Una alameda con árboles centenarios con un perímetro de unos tres metros.
- Combina las zonas arregladas cuidadosamente de forma urbana con la presencia de una granja, supongo de cerdos por el olor, en el centro de la ciudad, junto al río.
Pero lo más emocionante en este caso, son los aspectos del pasado y no del presente. La pasteleria  me ofrece la posibilidad de comprar Biscuits de Bedarieux, así como los croissants, le pain au chocolat et la baguette. Y, lo más importante, saber dónde está el Café de France de Bedarieux que figura en un abanico que mi hermana conserva. El Café se ubicaba en la esquina de la calle principal, junto al Ayuntamiento y ahora se ha convertido en un “Credit Agricol”.

En la Alameda, me encuentro a un señor mayor que camina con dificultad ayudado de un bastón al que le pregunto por la iglesia en la que fue bautizado mi padre. Su respuesta es que me dirija al Ayuntamiento pero hoy es domingo y yo no puedo quedarme hasta el lunes. Es lo mismo que me dice el sacerdote que va a oficiar misa en la Iglesia de San Luis, aunque en Google figura como espacio cultural con el que comparte edificio. Me pregunta por el nombre y cuando le digo “García”, me responde que en ese pueblo hay muchos Garcías. Y yo añado, muchos López, Sánchez, Rodríguez, Martínez. Lo que compruebo en la visita al cementerio donde hay una lápida que recoge a alguien apellidado “Zaragoza”.






Con tantas sensaciones, nos vamos a ver el tour a la localidad de Mazamet.  Como siempre llega primera la caravana publicitaria tirando todo tipo de objetos. La recta de la meta volante está llena de niños y jóvenes que se lanzan a recoger todo lo que se lanza.
Estamos junto a las vallas de los últimos metros, cuando se aproxima cualquier vehículo, el público, principalmente los más jóvenes, comienzan a golpearlas haciendo un ruido ensordecedor. Esto es el Tour: una fiesta nacional que pasa con gente guapa, coches caros, motos potentes, atletas universales y con “baratijas” por la Francia “olvidada”, anónima como en la película de Berlanga “Bienvenido, Mister Marshall”.
Cuando pasa el “coche escoba”, cada uno vuelve a su casa a ver el final por la televisión.



No hay comentarios: