Hace un tiempo, mucho antes de la invasión de Ucrania, había pensado en cómo era el vivir cotidiano cuando comienza la II guerra Mundial el 1 de septiembre de 1939 cuando las tropas de Hitler invaden Polonia. En España, apenas había terminado la guerra española por lo que todavía continuaba la situación de guerra. Pero, ¿qué sucedía en las terrazas de Paris, en los jardines de Milán o en los canales de Venecia, en Oxford Circus de Londres? Imagino que todo seguiría igual que el anterior día 31 de agosto.
En la actualidad, me sorprende la tranquilidad con la que continuamos nuestra vida cotidiana: vamos a los trabajos, nuestras terrazas y playas están llenas,... Seguimos con nuestras vidas como si a 3500 kms, en Kiev, la vida continuase igual que el 23 de febrero de 2022.
Por otra parte, la guerra de Ucrania todavía está en los informativos pero si buscamos en Internet: “conflictos activos en 2022”
- Palestina / Israel
- Siria
- Libia
- Yemen
- Sahara
- Etiopía
- Haití
- Myanmar
- Irak
- Afganistan
- Pakistan / India
- China / Taiwan
Por otra parte, la invasión de Ucrania ha traído el temor a países como Suecia, Finlandia, Letonia, Estonia y Lituania. Incluso, ha servido para recordarnos que en el mar Báltico, haciendo frontera con Lituania y Polonia, hay un enclave ruso llamado Kaliningrad.
Las noticias económicas también me recuerdan las guerras mundiales. Ahora son las energías, gas y petróleo, pero también el grano ucraniano que abastece al mundo. Me recuerdo lo que decía un libro de historia de como España durante la I Guerra Mundial supo aprovechar su posición de no beligerancia (no creo que exista la neutralidad) para vender su grano a las naciones que por estar en guerra no podían recoger las cosechas.
En fin, que si alguien se queja de carestía de los alimentos, yo digo que estamos en guerra. Puede que se consideré la I Primera Guerra Mundial del Siglo XXI en el que ya llevamos unos pocos sustos: Torres Gemelas, Iraq, Atentados de Madrid, Londres, Paris, Niza, Irán