Hace cuatro años
ya escribí sobre la new generation, la
generación nintendo, ahora transformada en "la
generación ni-ni". Los últimos días en las conversaciones con colegas, con amigos, con conocidos salta de nuevo de un modo u otro este tema: ¿qué características tiene la próxima generación: la que nos gobernará cuando estemos en el asilo de ancianos o la que educará a nuestros nietos?
Especialmente en la Universidad, pero también en la relación con los hijos, tengo la sensación de que todo se da como la alimentación de los bebés, es decir, la realidad se ofrece bien triturada como si fuera un "potito". Y no lo considero conveniente. Facilitar la vida a las nuevas generaciones no significa presentarlo tan fácil que no exija esfuerzo:
"por favor, profesor podría repetir", "profesor, ¿dónde encuentro esa información ?, ¿la dejará en reprografía en los apuntes?, ¿podría decir exactamente qué es lo que va para examen?, ¿por qué no cuelga los apuntes todos en la misma plataforma? (sic)
Es decir, todo masticado. Yo, como responsable institucional, aunque necesite de los votos de los estudiantes para una posible elección, DIGO NO.
Facilitar el trabajo significa dar herramientas, orientación pero el aprendizaje es una cuestión personal. Nadie aprende si no es con su propio esfuerzo. Aprender a vivir no es posible sin esfuerzo salvo que nos implanten un chip inteligente que habrá sido programado por alguno que querrá cobrar su esfuerzo.
Por tanto, yo como educador podré dar ensalada al gusto (con maíz o sin maíz, con cebolla o sin cebolla, con aceitunas o sin ellas, con ensalada blanca o verde o roja) pero el potito no. O si quieren otra analogía alimenticia:
"La sopa de pescado la sirvo con cuchara pero no en biberón"
Espero que este mensaje ofrezca muchos comentarios porque de resolver esta cuestión depende nuestro futuro. Las nuevas generaciones son las que deben llevar adelante este mundo complejo y como lo hagan depende de lo que ofrezcamos las viejas generaciones.