Este final de verano decidí ir a Torino, ciudad cercana a Milano y que, por el repetido “la prossima volta”, todavía no conocía después de dos décadas de frecuentar Italia.
Después de leer varias recomendaciones de “qué ver en Torino”, decidí que el mejor modo era llegar con el tren hasta la estación de Porta Nuova que en línea recta nos lleva hasta el Palacio Real atravesando Los Giardini Sambuy, vía Roma porticada donde se encuentran los espacios comerciales de prêt-a-porter y de lujo, Piazza San Carlo, Piazza Castello.
Lo que primero que me sorprendió es la cantidad de palacios existentes, así como las puertas-puente
Son muchas las calles arboladas en las que apenas se oye el tráfico, quizás la última semana de agosto contribuye a esta sensación.
Siento envidia de los árboles centenarios, con diámetros inabarcables, cuando en Zaragoza se caen nuestros árboles con las tormentas veraniegas. Creo que necesitamos muchos años y otro clima también para que consigamos esos bosques internos con los que sueña el alcalde Pedro Santisteve.
Las calles son rectilíneas y, como ocurre en las mesetas castellanas, tienen en el punto de mira la torre de una iglesia o la cúpula de un edificio. Igualmente, sorprende la cantidad de esculturas que nos encontramos en las innumerables plazas. Algunas están dedicadas a militares de todas las épocas. Me sigue preocupando esta admiración por los guerreros que en el Museo del Risorgimento llega a su esplendor con un alegato a lo militar con juego de palabras:
He visitado tres museos: el del cine, el de la sábana santa y el egipcio.
El primero y último no deben perderse; el de la sábana santa para quienes no tenemos fe, tiene solo un valor cultural que si ves el video explicativo quedaràs satisfecho. Las personas con dificultades de visión, podrán “contemplar” un representación de la sindone, mortaja, (sábana santa) en relieve.
No perderse el subir a lo alto de la torre en su ascensor acristalado. La subida es espectacular aunque dadas las largas filas aprovechan para subir 10 sardinas (perdón diez personas) y le quita encanto a la ascensión. NO obstante, desde la terraza se contempla a 360 grados una ciudad que tuvo un pasado monárquico con los Saboya, luego llego el proletariado industrial con la FIAT, y ahora trata de aprovechar la industria del siglo XXI: el turismo.
El otro museo imperdible es el Egipcio. Dicen que es uno de los mejores del mundo y no exageran. Lo que después de haber pasado por Londres y Oxford, me pregunto: ¿ha quedado algo en Egipto? En cierto momento, la audioguía señala que el egiptólogo italiano descubrió una tumba que todavía no había sido esquilmada.
Porque además de las grandes piezas, las esculturas y las momias; las vitrinas están llenas de estatuillas como si fuera un bazar. “El proyecto científico de la nueva ordenación ha sido de poner en relación los objetos con su lugar de hallazgo, para presentarles no sólo como algo aislado sino también como un documento histórico”.
Si te gustan los libros, ojearlos y mirar sus títulos, no pases por la Via Po ya que bajo los soportales encontrarás bouquinistes al estilo parisino en los que podrás pasar un día entero.
Como he venido señalando hay soportales por muchas calles, lo que en verano garantiza sombra y en invierno hará más llevadera la lluvia, la nieve o el frío. Y permite, que las terrazas de bares y restaurantes sean al aire libre.