Los españoles no sabemos con que fecha relacionar la fiesta nacional. Quizás porque durante cuarenta años se celebró en las fechas significativas para los vencedores de una guerra que enfrento a los que querían pan y dignidad frente a los que querían conservar sus privilegios de “señoritos.
Los franceses celebran el 14 de julio como la toma de la Bastilla, asalto a la fortaleza que representa la injusticia y la arbitrariedad de la realeza.
Siguiendo al Tour, es el cuarto año que me encuentro en Francia en esta fecha tan señalada. El año pasado en los Pirineos pude contemplar en la televisión los desfiles y actos de conmemoración. Este año estoy en un hotel cercano al Galibier y al Alpe d’Huez (dos cumbres míticas de la ronda francesa) en un pueblecito llamado Villar d’Arene en el que he podido comprobar que es la fiesta nacional francesa: la plaza está cerrada y junto a las terrazas se prepara el baile. El primer grupo compuesto de vocalista y acordeón nos sorprende con el “Viva España” que el público bailarín lo ilustra con el “trenecito”. Luego, en el intermedio entre los grupos, vienen los fuegos artificiales: apagan el alumbrado público y disfrutamos de una sesión de luminosos fuegos en la oscuridad .
La fiesta nacional francesa no es sólo en la capital Paris sino que todos los pueblos celebran ese día. El Tour lo aprovecha. Me comentan que en Italia quieren que la “etapa reina” del Giro se haga coincidir con una fiesta nacional.
A Alessandro le gusta esta etapa porque se documenta de su historia: sus ganadores, sus tiempos, de este siglo y del pasado. Pero, personalmente ,no me gusta porque hay mucha gente y resulta imposible un momento de silencio que es uno de los elementos de mi imaginario de etapas de montaña. Tampoco lo considero una etapa de montaña porque finaliza en una ciudad (es una estación de esquí pero sus infraestructuras son las de una ciudad) lo que es muy difícil percibir la sensación de precipicio, de rampas, de carretera serpenteante porque los edificios me lo impiden. Es decir, las etapas de montaña del Tour las concibo como un conjunto de naturaleza, verde o gris, arbolada o de roca dura.
En alguna ocasión he comentado la actitud y comportamiento de la gendarmería en el Tour. Pero en esta ocasión tengo dos observaciones.
- El individuo de la foto, no permanecía detrás de las vallas y continuaba a pasar de un lado a otro de la carretera. El gendarme le advierte que eso no contribuye a la seguridad propia ni de los vehículos que suben por la carretera. Pienso, que Él dice que no se preocupe, que el sabe cuidarse. Todo ello en un tono en el que Él pone su mano sobre el brazo del guardia, incluso la pone sobre su hombre. El joven gendarme aguanta impertérrito y finalmente le deja subido en esa valla con la condición de que no pase al otro lado.
De todos modos, a pesar del chovinismo francés, el Tour es una melting pot de nacionalidades en las que están de moda los eslovacos de Pogacar y Roglic. El vencedor ha sido un británico:Pidcook.