La individualidad y la masificación conduce a la despersonalización. La ausencia del saludo se aumenta cada vez más.
En algunos pequeños bares, indica la siguiente tabla de precios:
- Café con leche: 2,00 euros
- Buenos días, por favor, un café con leche: 1,10 euros
Hemos ido adquiriendo la mala costumbre de ir a lo nuestro y olvidarnos de que hay otras personas alrededor que se merecen nuestro saludo.
Antiguamente, en los caminos las gentes se saludaban para indicar que no tenían malas intenciones; actualmente en los senderos montañosos que están atestados de gente la gente se cruza sin intercambiar un simple “buenos días” o un bisílabo “hola”.
Son múltiples las situaciones en las que echo en falta un saludo: en el gimnasio, al entrar en una tienda, al cruzarse en un patio, al entrar a una oficina pública.
No obstante, aprecio que si tú das el primer paso de saludar, te encontraras “malajes” que no responderán, a lo mejor están sordos; pero con insistencia comenzarás a encontrar respuesta a tu saludo.
Yo llevo dos semanas haciéndolo en el vestuario de la piscina y funciona. Quizás era yo el que no saludaba y, por eso, no me saludaban.