Nota del transcriptor: Declino mi responsabilidad en caídas de sillas, ataques de risa, etc.
EMPIEZA:
¿Qué tal? Yo estoy en F., ya en casa de mi abuela con ella
incluida. Después de una semana en la planta 7 B (en concreto en la
zona de amputados) del Hospital Universitario de S., le dieron
el alta y nos hemos venido.
MENUDO FRIÓ QUE HACE AQUÍ, y eso que hemos pasado de -4
a 2 sobre cero, pero claro, eso en la calle, porque en casa de mi
abuela habrá unos -8 (42 sobre cero en el brasero), estoy pensando que
la próxima vez que venga en invierno que me sponsorice una empresa de
material de alta montaña. El termómetro digital que me ha regalado Papa
Noel de S. se niega a trabajar en estas condiciones tan
extremas. El Olentzero se negó a hacer el reparto por estar fuera de
sus competencias y derivó, con gusto, la tarea a la autoridad
competente del lugar.
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La experiencia del hospital ha sido inolvidable. No sólo porque, para variar, la enferma que nos correspondía era la menos grave de la planta (sólo le han quitado un dedo del pié), si no porque nunca habíamos compartido habitación con un clón de la duquesa de alba. Os juro que era idéntica, eso sí, sin una pierna y sin algún dedo del otro pié, y en serio, sólo se quejaba que le dolía la pierna que no tenía (qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!). Hablaba muy poco, igual de mal y gritando. Yo le pedí que dijera: mi nieto está muy bonito y la vida privada de mis hijos es privada y de ellos, pero - ante tener que explicárselo tres veces- desistí. También quise hacerme una foto con el móvil con ella pero tampoco accedió (se ve que tenía vendida la exclusiva).
Yo esperaba ansioso la aparición de cámaras y demás reporteros del
corazón, o de algunos de sus hijos, Cayetano (a poder ser vestido de
domador) o la otra que se casó con el torero que ahora no me acuerdo de
cómo se llamaba. O por lo menos Carmele o el conde Lequio u otro
reportero/contertuliano. Ni siquiera Ana Rosa Quintana, sólo pasaban
enfermeras, demás personal sanitario, su marido y su sobrino que era
fan de AC/DC.
Allí me pasé, además de algunas mañanas y tardes, la noche buena, cené
pronto con los 27 cuñados/as, 346 sobrinos/as de mi hermano y mis
padres, me puse el chándal y dije a la familia: me voy a dar una clase
de aerobic al hospital.
La noche fue memorable. No recuerdo, de mis tiempos mozos, una gaupasa
tan animada sin beber. Las enfermeras hasta la una de la mañana
entraban en la habitación dando las luces cada vez que me vencía un
poco el sueño. A la duquesa le dolía la pierna y como tenía sed pedía
champán o, en su defecto vino. Ahora ya se que pastis se toma el Neng
de Castefa para estar hiperactivo toda la noche: Las pastillas que le
dan para dormir a mi abuela, las mismitas, lo juro.
Cuando a eso de las dos de la madrugada nos quedamos tranquilos en la
habitación (es un decir, claro) empiezo a oír una voz, dudo si me he
tomado una de las pastillas de mi abuela y le pregunto a ella si oye
algo, claro su respuesta es ¿qué dices? Esta bastante sorda ya. El caso
es que cada vez se oye más alto:
Atención, atención, control, atención (Lo juro, os lo podéis creer)
atención, que llamen a la guardia civil, atención - cada vez más alto.
La habitación la de al lado era la de aislamiento riguroso y cada vez
que entraba alguien necesitaba media hora para forrarse en mascarilla,
patucos, bata y hasta papel de cocina transparente.
Bueno esa voz pasó a chillidos y lo siguiente que dijo fue: ME ESTOY
DESANGRANDO con lo que salté de la butaca (bisnes class, of course)
hacia el puesto de enfermería y cuando conseguí despertar a una enfermera al grito
de alguien se desangra fuimos corriendo a la puerta y me dice la
interfecta: ah! Ese, no te preocupes está como una chota (sic).
Qué noche, el taraó de aislamiento riguroso siguió hablando toda la
noche con la guardia civil, con todo el jaleo a mi abuela se le pasó el
efecto de la pastilla y se movía lo mismo pero despierta preocupada por
si dormía yo o no.
Conseguí conciliar el sueño a eso de la siete de la mañana que es
cuando las enfermeras empiezan con los termómetros y pastillas varías.
Una noche memorable.
Después de eso, nada, lo normal, un par de días más, alta a mi abuela y
nos hemos venido a F. y aquí ha comenzado el
siguiente suplicio: el ataque indiscriminado del colesterol. El
concepto de dieta mediterránea no creo yo que quede muy claro por aquí,
así que me vais a ver con unos 15 kilos más y lleno de granos.
Ahora estoy trabajando un poquito en el bar que tiene mi tía encerrado
entre vino y jamones y con una conexión wifi que te cagas ya que mi
primo es DJ aquí. Aunque el bar está cerrado la gente llama a la puerta
al ver luz y me pide carajillos de aguardiente y que ponga una peli
porno. Dudo si apuntarme al plan ante la perspectiva de trabajar con la
tesis.
Bueno guapos y guapas espero que tengáis una vacaciones guachis, lo
paséis muy bien, seáis muy felices y que nos podamos ir viendo el
próximo año y celebrando la vida.
Un beso.