sábado, 18 de agosto de 2018

Despedida. Resumen.

18 de agosto

“Hoy es el día de la salida”. (Esto lo escribió Alessandro espontáneamente) No me gustan las despedidas, incluso me ponen de mal humor. Procuro no hacer nada aunque estando en Oxford y no realizar un par de visitas es obligado aunque tenga que arrastrar mi troley sorteando turistas.

Pero como escribo en el avión de vuelta, - nos vuelve a regalar otra hora de retraso  - me gustaría hacer un poco de balance y así dejar la curiosidad sobre un par de temas que me ha sugerido este viaje y que no haya tratado suficientemente:

A) La profusión del self-service , NO service
B) La posibilidad de pagar con el contactless y la invitación a consumir
C) La sostenibilidad y el reciclaje en la Isla
D) El respeto y la privacidad
E) El transporte
Y algunas otras cosas más que se me irán ocurriendo al pasar los días.

Como dicen los estudiantes en las recensiones y resúmenes de los libros, señalaré que me ha gustado mucho hacer este diario en el blog. Los viajes se planificación y se desarrollan pero no siempre se evalúan. Cuando las cámaras fotográficas eran analógicas y precisaban revelado, solíamos compartir el visionado de las fotos de nuestros viajes con los amigos, en ocasiones hasta eran diapositivas que se proyectaban en el salón de casa, tomando algún vino; pero eso ha desaparecido, así que sólo consumimos nuestro viaje sin saborear el proceso de evaluación y de revisitar los lugares. Por otra parte, el haberlo compartido con un centenar de personas aproximadamente, me acerca a los lectores porque sé que la mayoría sois amigos.

Hasta el próximo viaje, en el que espero tener la voluntad de seguir escribiendo y compartiendo.

viernes, 17 de agosto de 2018

Piedras, agua y vintage

Piedras, agua y vintage.

El desayuno inglés del The Hallow Bottom nos prepara para la jornada de hoy: no serán muchos kilómetros de desplazamiento porque no queremos agotar las visitas y los lugares pero sabemos que son muchos los paisajes que pueden despertar nuestro interés.

Segunda jornada en los Cotswolds: pretendía ser cuatro sitios o menos, al final han sido seis lugares.
Comenzamos por Broadway Tower. Una torre de estilo gótico, financiada por un empresario local de la lana que, debido a su privilegiada situación geográfica fue un puesto de observación durante las dos guerras mundiales. Posteriormente, a partir de 1961, siguió siendo utilizado por el ejercito británico construyéndose galerías como refugio antinuclear. La visión desde la torre es espectacular y puede contemplarse a 30 millas la zona industrial de Birmingham. En los carteles explicativos aprecio de nuevo, la admiración británica por sus héroes de las guerras.



Chipping Campden: su calle principal podría ser la mejor de todo el Cotswolds si no se permitiese aparcar a los coches que nos impiden hacer una fotografía sin su incoherente presencia.

 A Stow on the Wold, llegamos camino de los Slaughter. Su situación en medio de una carretera principal nos aleja de cualquier consideración porque a la saturación de turistas y de coches aparcados en sus calles, hay que añadir un importante atasco de tráfico ya que confluyen otras dos carreteras a la principal, llena de semáforos y de vehículos pesados y no pesados. En fin, quizás en invierno o el lunes por la mañana tendrá un aspecto más sugerente.



A pesar de tantos turistas motorizados, no es difícil encontrar un lugar de silencio que invite a la reflexión.

Para llegar a Upper Slaughter se precisa ir por carreteras estrechas en las que buscar un hueco para realizar un cruce si viene otro vehículo de frente. Menos mal que no hay ninguna señal de peligro con el mensaje: DEEP FORD. No se refiere a ningún nuevo modelo de la marca Ford, sino a la necesidad de pasar un vado profundo que supongo, no me he encontrado con ninguno, sólo será apto para coches diesel o con el chasis alto.

También nos permite encontrar las típicas cabinas rojas de teléfono que ahora se han convertido en lugar para acoger a los desfribiladores. Nos parece una excelente aprovechamiento de los recursos para el desarrollo del ámbito rural. Estimados políticos: "tomad nota"



Afortunadamente, Lower Slaugther se encuentra cerca y nos permite pasear por estas localidades a las que se compara con Venecia porque el agua recorre como una calle más la población. Los pequeños puentes sin protección porque la profundidad del río no provocaría ahogamiento sino moratones permiten pasar de un lado a otro. Los vehículos pasan por los vados habilitados para ello.

Lower Slaugther es un lugar ideal para celebrar ceremonias o para pasar un tiempo contemplando el agua y saboreando un té o un helado en el antiguo molino que ahora se ha convertido en Museo-tienda con bar.









Bourton on the Water es como Lower Slaugther pero más grande y nuestro cansancio no permite valorarlo suficientemente.








No tengo más tiempo. Han quedado cosas por ver, pero espero volver. Se hace necesario consultar el calendario de eventos para elegir fechas en las que se celebre algún evento de los que se anuncian por las carreteras de los Cotswolds. (Atención a su grafía: la he revisado pero seguro que alguna vez cambie el orden de la “t” y la “s”)

jueves, 16 de agosto de 2018

Del bullicio al silencio


Día 16 de agosto
Visitando los Costwolds. De nuevo, esa extraña sensación de estar conduciendo por carril contrario. En realidad, la conducción con volante a la derecha me parece más racional que la europea: mi mano derecha en el volante y la izquierda en el cambio porque por las viradas carreteras inglesas conviene estar dispuesto a reducir velocidad cuando llegas más acelerado a una curva que parecería más fácil o cuando en una carretera estrecha, donde cabe un vehículo y poco más, te encuentras con otro coche o camión que viene de frente.

Burford es el primer pueblo -ciudad en el camino desde Oxford. Nuestra primera parada para entender donde dirigirnos en esta vasta extensión, llena de paisajes fotogénicos y centros de población bien conservados con casas de piedra, techos de pizarra y puertas y ventanas (serramenti en italiano) de madera.




La visita es corta aunque exige curiosear varios pubs y elegimos el The Marmeleide para tomar un descanso junto a una ventana que nos permite ver la calle principal.
Los ingleses han decidido que si la carretera pasaba por la calle principal, la carretera sigue pasando por la calle principal aunque el pueblo tenga centrada su actividad en el turismo y en el encanto de sus rincones.
El único edificio principal visitable es la iglesia y junto a ella el cementerio y sus lápidas con sus epitafios consumidos por la lluvia y el viento.
NO podemos quedarnos todo el día, así que tomamos dirección sur para ver Bibury. En la carretera, en Aldsworth, encontramos un pub donde podemos detenernos a comer, pero son las 14:10 y la cocina esta cerrada. Consejo: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”, e intenta llevar el horario de la población local.

Dicen las guías que Bibury tiene la calle más bonita de Inglaterra, lo que la convierte en más turística y más comprensiva con dos viajeros que no respetan las costumbres horarias de la Isla. En el menú, una trucha del vecino criadero.

En la visita a la ciudad-pueblo, en la Iglesia están preparando unos centros para el próximo concurso de flores. Dos características de las parroquias de este territorio: las encontramos siempre abiertas con sacerdotes o feligresas y acogen cualquier otra actividad cultural.

Comienza a caer la tarde y camino a nuestro hotel, The Hallow Bottom, pasamos por Northleach, aunque es grande, a estas horas los turistas deben estar de vuelta porque podemos aparcar con facilidad en la plaza y pasear tranquilamente por su parque – pradera que confina con un campo en el que las ovejas pacen con un sol de atardecer aunque sólo son las seis de la tarde.

Guiting Power está en el corazón de los Cotswoldsus carreteras son estrechas, subidas y bajadas y no suficientemente señalizada por lo que después de unas errores en la navegación ya que pierde la señal, llegamos a nuestro destino.

Nuestro alojamiento es un cottage convertido a pub, el pueblo tiene casas de piedras aunque su conjunto no es tan bello como lo visto hasta el momento. La iglesia es fortificada con una torre para divisar el horizonte y está coronada por la bandera del Cotswold.




Veníamos buscando un lugar distinto a las aglomeraciones londinenses, y lo hemos encontrado: parking gratuito, se aparca en una parte ancha de la carretera que atraviesa el pueblo y es la calle principal; apenas hay luces al anochecer y se escucha el silencio; se pueden contemplar las estrellas aunque el frío (perdón para quienes sufrís veinticinco grados a las diez de la noche) no inviten a contemplar alguna estrella fugaz que llegue con retraso.

miércoles, 15 de agosto de 2018

London intelectual


Hoy, por la mañana, visito la Middlesex University donde verifico que poder conectarse a la wifi a través de Eduroam, me hace sentirme como estar en casa. Junto al Erasmus, el Eduroam no sólo acercan universitarios sino que han servido para construir Europa. Esa comunidad que estos isleños han decidido que no es suya. Mi quincena en Gran Bretaña me permiten comprenderles un poco pero personalmente la sensación de ser miembro de una comunidad más universal que el de una nación me resulta más gratificadora.



Por la tarde, decido completar el ámbito cultural con la visita a la National Gallery. Me interesan principalmente los impresionistas pero desafortunadamente están preparando una exposición temporal y algunas salas dedicadas a los mismos están cerradas. A pesar de ello, veo algunas obras de Cezanne, Monet y Matisse. El cartel de la sala indica “Hacia la modernidad”, y es cierto porque esta obra de Cezanne me parecía que era una de Picasso.

El museo está lleno de turistas lo que puede explicarse, además de por ese “culto” al lugar turístico de “hay que verlo”, también por los sillones cómodos que permiten contemplar las obras, si no hubiera tanta gente.

A cuarenta minutos del cierre, me da tiempo para echar una ojeada al Museo de los Retratos que está anexo al National Gallery. De nuevo, compruebo la admiración que está Nación tiene por los militares y sus líderes de las Guerras.

A las seis de la tarde estoy en la calle y me siento en las escaleras de la Iglesia de Saint James. Desde la misma, en St.Martin Pl., veo el hormigueo de gente en Trafalgar Square, así como observar el discurrir del tráfico en el que conviven bicicletas y vehículos a motor de forma veloz y precisa, incluso aparecen grandes camiones (cada vez que los veo por el centro de Londres me sorprendo) y los habituales autobuses. Esta combinación de Goliaths y Davides me resulta sorprendente cuando en las ciudades españolas, ciclistas, peatones, conductores de coches y de autobuses pelean por el territorio sin conseguir llegar a una negociación informal como ocurre en Londres.

Todavía tengo tiempo de visitar una librería donde encuentro una sección original y cool: “SMART THINKING”

martes, 14 de agosto de 2018

Bath Spa



Finalmente voy a visitar Bath pero voy en tren y a mi manera, lo que me permite viajar un poco más tarde.
De este modo, experimento el metro en las horas en las que van los trabajadores. El tren es el primero de la tarifa económica ( a partir de las 10 de la mañana) por lo que también va completo, lo que no resulta todo lo cómodo que desearía.

Bath es una ciudad famosa por las termas romanas que ahora son explotadas para enseñarla al público. Por otra parte, es una ciudad señorial que conserva sus edificios victorianos con su sección para los señores y su cubículo para los empleados.






Me paseo ampliamente por la ciudad ya que tiene muchos rincones fotogénicos: puertas, fachadas, cúpulas, chimeneas, jardines, árboles, flores, mercados, río Avon, puentes,...






A la tarde,  no existe fila para entrar a las Termas y hago una inmersión en la historia de Acqua Sulis. La ayuda de la audioguía hace muy interesante los objetos expuestos y las recreaciones fílmicas de la vida en Roma ayudan a entender cómo fue aquella época.


De vuelta a casa, desde el tren contemplo la campiña en los entornos de Londres. Es sorprendente que a unos 50 kms de Londres se pueda encontrar campos de cereal ya recolectado, conviviendo con zonas boscosas.

Mi tren, voy a pensar que soy gafe, llego con doce minutos de retraso a la estación de Paddington.


lunes, 13 de agosto de 2018

Solo en London


Hoy es un día especial por un aniversario personal y porque es mi primer día solo en Londres. Me he venido al TATE, el museo de arte moderno de Londres porque está lluvioso y porque me han aconsejado subir a la décima planta donde se tienen vistas del skyline de London. El edificio, como no puede ser de otra forma en un museo de arte moderno, es tan interesante o más, según mi opinión, que el contenido que alberga.

Como siempre algunas consideraciones vienen a mi mente:
a) Los turistas acudimos a visitar ciertos lugares como en otros tiempos lo fueron los lugares de peregrinación. Determinados edificios, determinadas localizaciones se convierten en el nuevo culto de la sociedad del ocio.
b) ¿Quién determina lo que es arte? Las manifestaciones de arte moderno parecen una broma de unas personas muy listas, muy atrevidas, muy cachondas. Y, sobre todo, no tienen ningún temor a que les descubran su “tontería” porque algún merchante ( tan listo, tan atrevido, tan cachondo, y rico) ha determinado que se puede hacer negocio con el mismo.

El museo de arte moderno pierde en popularidad frente al London Eye y demás atracciones ubicadas frente al Big Ben. Junto a la abadía y demás iglesias de Winmister mucha más gente hace filas para entrar.


Había decidido hacer un tour a Stonhenge y Bath y quería asegurarme que podré estar a tiempo en la mañana porque se trata de una excursión que sale muy temprano. Para lo cual me dirijo a Victoria Station Coach. La estación de autobuses está a media milla del metro y se encuentra tan abarrotada de público que disipa todas las ganas que tenía de viajar. Me recuerda a la antigua estación de Agreda Automovil del Paseo María Agustin de Zaragoza.




Paseando he perdido la noción del tiempo pero mis piernas me piden parar a tomar una cerveza  Ale en el pub The Brougham donde todo resulta placentero: música suave, pocos clientes, y una atmósfera que inv
ita a pensar, a soñar, a dejarse llevar.

Cuando vuelvo a las calles son un poco más de las cinco de la tarde. A esa hora, la ciudad tiene dos tipos de personas: las que corren y las que pasean. Las que corren, los londinenses, que vuelven a sus casas después de una jornada de trabajo y las que pasean, principalmente los turistas, que aprovechan las horas de luz que quedan.

He quedado a cenar en Camden Town, donde llego a la recogida del bullicio del día. Ahora todo resulta menos colorido y con el silencio de la llegada de la noche. Los numerosos homeless que pululan por este barrio, se disponen a recogerse en su sitio favorito donde se pertrechan de cartones y otra ropa de abrigo. Es en las grandes ciudades y en las turísticas donde se aprecia el gap existente en la sociedad actual.

domingo, 12 de agosto de 2018

Londres, domingo y lluvia.

En la domenica matinal, nos dirigimos al Museo britanico porque llueve  pero todos han pensado lo mismo. Así  que al cabo de 20 minutos y ver dos momias nos vamos por la imposibilidad de poder contemplar algo con espacio y tiempo debido a la acumulación de un público ansioso de conocer o de  cumplir con la obligación turistica de pasar por los lugares que establece el canon.

En la calle, comprobamos que, a pesar de que el tiempo no es excelente, se puede sobrellevar el caminar. La lluvia quizás llegue a la tarde.
Así pues, paseamos sin destino fijo, hacia la zona de Covent Garden, buscando un pub que ofrezca el típico Roast de los domingos. El roast que nos ofrece The Sullivans en un ambiente tradicional con espejos biselados y sofas corridos para comer, es completo y sin necesidad de preguntar para qué es cada elemento. La salsa baña la carne y el pan hojaldrado. Además hay que añadir las baked potatoes, las zanahorias, el brócoli y la coliflor.

El paseo sin rumbo nos lleva al Mercado de Covent Garden cuyas actuaciones callejeras no desmerecen las que se realizan en el interior de los teatros de la zona: hacen participar al público, no son ofensivas y es maravilloso observar las caras de sorpresa, admiración y tensión en los niños y las niñas que rodean el espectáculo. Especialmente, cuando los voluntarios- forzosos a colaborar son sus padres o sus madres.


Ahora el paseo nos dirige hasta el río y donde podemos comprobar que, aunque el vino se sirva en una cueva, los precios son especialmente “prohibitivos”. Esperaremos volver al Mediterraneo. Se entiende cómo los turistas ingleses se avalanchan sobre las estanterias de los duty-free.

Al atardecer, con menos turistas de los habituales, nos sentamos en las escaleras de Trafalgar Square. Sólo hay un guitarrista que toca a nuestras espaldas pero es suficiente como para llenar el espíritu de pensamientos mientras miramos el pasar de coches, personas, autobuses, aviones en la lejanía.

Decidimos cenar en un pub del Soho: The Three Greyhounds. un cantante que averiguamos que se llama Murdo Mitchel que tiene muchos seguidores y seguidoras, y en el pequeño bar acompañan las canciones  de una época más cercana a mi - uno de los más mayores del público del pub - que a los jóvenes que tararean el Sweet Caroline de Neil Diamond