Este título tan periodístico tiene su origen en la observación de las calles de la ciudad. Cada vez veo más perros con jóvenes parejas y por lo que cuentan hay muchas otras que tienen gatos, tortugas, pájaros o hurones (lo he visto en un informativo sobre el alquiler de viviendas) como mascotas.
Suelen ser parejas sin hijos ya que deben pensar que tiene menos obligaciones que con un hijo y que dan cariño igualmente o que resulta más barato aunque de eso no estoy totalmente seguro.
Ayer, a las siete de la mañana, al ver a una joven pareja tirando de la correa del perro con cara malhumorada, pensé que también las mascotas generan mucha dependencia. Cuando la pareja se va de vacaciones si pueden se lleva a su mascota y si no pueden, la llevan a una guardería o la dejan con alguien de confianza, de confianza (repito enfáticamente). Las guarderías las hay incluso con televisor (no me lo invento que mi fuente es fraternal). Y las personas dispuestas a quedarse al cuidado de una mascota no son tantas como las dispuestas a cuidar a un bebé. Yo por ejemplo preferiría cuidar a un bebe que a un perro.
Así, que si tienes una mascota y experimentas todas las responsabilidades y necesidades que debes satisfacerle, puedes pensar que no quieres tener un animal humano que necesita las mismas o más responsabilidades y necesidades. Hay una historieta en el aprendizaje de idiomas que relata la conversación entre un hijo que pide a su padre que le compre un perro; el padre le dice que debe empezar a ser responsable y debe verificarlo si el hijo lo es, para ello le encomienda realizar varias tareas: la ordenación de su cuarto, lavar los platos de la cena y limpiar el baño. Comienza a hacerlo. Al final, cuando va a informar de que ya ha hecho todo, el hijo le dice que no quiere un perro.
La falta de cuidados de una mascota puede ser castigada por Ley. No tengo tan claro que la ley sea tan estricta con personas ancianas. Yo, empiezo a sentirme maltratado psicológicamente cuando entro en un local con exceso de ruido, cuando el resto de personas invaden mi espacio íntimo o cuando se paran en medio de la calle sin ninguna empatía para quien tiene problemas de movilidad.
Es verdad que cuando he tenido que cuidar perros me he sentido muy vinculado a ellos, pero creo que no podemos utilizar a las mascotas como solución a los problemas emocionales de una sociedad que fomenta la soledad y el aislamiento.
Y por supuesto, debe haber medidas políticas que fomenten el relevo generacional sean de natalidad o de migración.