Cuando uno compra un coche color naranja, piensa que sólo él tiene un coche de ese color. Pero al comenzar a circular, se da cuenta de que son muchos más los que han elegido ese color para su coche.
Cuando decidí emparejarme con
Grazia, pensaba que eramos pocos los que componíamos el conjunto de parejas formadas por un ciudadano europeo de un país y una ciudadana europea de otro país.

Pero luego, poco a poco, te das cuenta de que no somos pocos sino multitud. Comienzas a hablar y de repente en un pueblo turolense de 3000 habitantes, te encuentras a una mujer de
Cella (España) y un hombre de
Lecce (Italia).
Si hago esta observación es por resaltar dos cuestiones:
a) una personal, no vendría mal asociarse para reivindicar derechos y para hablar de problemas comunes.
b) una social, la Unión Europea debería
premiarnos, favorecernos porque somos un excelente instrumento para consolidar la Unión y el concepto de ciudadanía. La familia es la estrategia mejor para que los europeos nos sintamos miembros de la misma "familia".