En la película que hemos visto en la escuela, Óscar, el
protagonista, se enfrenta a una experiencia dramática que altera su vida: la
muerte de su padre, su único punto de referencia.
Para poder superar este trauma, tiene la necesidad de conservar
para siempre el recuerdo de su padre.
El recuerdo de las personas que queremos y los momentos
pasados junto a ellos es algo maravilloso que nos consuela y que nos ayuda para
afrontar incluso los momentos difíciles.
Yo tengo una familia un poco diseminada por el mundo y, por
tanto, tengo personas a las que quiero y que sólo veo de vez en cuando.
Uno de estos familiares es mi hermano Javier que vive en
España. Es mucho más mayor que yo, pero cuando voy a verlo, me gusta hacer
cosas con él.
Tenemos varios intereses en común, uno de ellos son los
deportes: el fútbol y el ciclismo.
No olvidaré jamás aquella vez que me ha llevado a ver el
partido de fútbol con él.
Estaba muy emocionado porque era la primera vez que entraba
en un verdadero campo de fútbol y no me parecía cierto de ser uno de aquellos
“puntos” que veía siempre en la televisión.
Javier me proporcionó bufanda, gorro y camiseta, de
auténtico aficionado, y me he coinvolto (implicado) con los demás tifosos,
tapándome las orejas cuando había muchas palabrotas.
Hemos gritado, insultado, pitado, sufrido juntos durante
noventa minutos y cuando al final, nuestro equipo ha vencido por
poquísimo, sus amigos me han proclamado
“talismán oficial”.
Ha pasado mucho tiempo, pero aquella experiencia está muy viva
en mí, porque me ha hecho sentir el cariño de mi hermano. De vez en cuando, lo
comentamos con placer.
El recuerdo de esta experiencia de estar juntos me ayuda cuando me siento un
poco solo y me hace sentirme cerca a él, ya que sólo puedo verlo virtualmente
via Skype.
A.O.G.
, 11 años