La educación social constituye un campo de actuación cuya historía es paralela al Estado de Bienestar. Su vinculación con las políticas sociales, con la Administración es motivo de atención y de preocupación por el alto grado de dependencia. La educación social se presenta como lo no formal frente a la formalidad de la educación formal, la reglada, la escolar, la estructurada por niveles y etapas claramente definidas. Que se manifieste de forma diferente en ámbitos rurales y urbanos es muestra de su vinculación con lo social y lo político.
Un concepto habitualmente asociado a la educación social es el de intervención educativa, lo que presupone que la sociedad es pasiva ante la acción de un profesional avalado por la sociedad, por la política social.
A la educación social se le ha concebido como derecho o como inversión. El Welfare la incluyó entre los derechos ciudadanos para pasar, con la caida del Estado de Bienestar y la privatización de los servicios sociales, a ser una inversión de futuro.
La educación social se puede concebir de forma global como un único campo de actuación la sociedad o bien especificar las acciones como educativas (adultos o educación permanente), reeducativas (especializada) o de desarrollo personal y comunitario (animación sociocultural).