Una biblioteca lleva su nombre |
Mi vida "política" en la Universidad ha estado al lado de Tomás: la coordinadora de PNNs, el Colectivo, las reuniones de Jaca. En 1986, me dio la oportunidad de iniciar la organización de los Estudios Propios de la Universidad de Zaragoza en un Vicerrectorado que se llamaba Reforma y Nuevas Enseñanzas.
Tomás fue uno de los investigadores, o el investigador principal (su modestia era mucha) , de la cocina de inducción. Ese invento que recorre el mundo. En su casa, con cables arriesgadamente sueltos servía para preparar la comida pero también para investigar si todo funcionaba correctamente. Cuando la veía, señalaba orgulloso que aquella invención, casi mágica para uno de letras como yo, era de un investigador de la Universidad de Zaragoza.
Aunque no obtuvo el grado de doctor, fue un excelente DOCENTE, INVESTIGADOR Y GESTOR de la Universidad de Zaragoza. Hizo mucho por la Universidad de Zaragoza y su visión global de las problemáticas era alejada de la mezquindad y particularidad del “que hay de lo mío”.
Era un hombre de ciencias preocupado por la pedagogía, por la docencia. Sus alumnos aprendían en sus clases. Elaboraba textos didácticos para hacer entender eso tan difícil como la electrónica.
Era un investigador en una Escuela Universitaria.
Era un luchador incansable para traer la democracia a la Universidad de Zaragoza. Hace ya casi 30 años. Quienes estuvimos a su lado, recordaremos su bondad. A veces, hasta nos parecía excesiva para con quienes no deseaban que la innovación, que la reforma llegase a la Universidad.
Fue un excelente gestor cuando tuvo que ser Vicerrector en los primeros años de democracia en la Universidad y luchador por la democracia en la Universidad de Zaragoza.
Por eso, y aunque algunos digan que es prematuro, quiero solicitar la consideración de Doctor Honoris Causa por la propia Universidad de Zaragoza.
Te lo mereces Tommy.