viernes, 10 de septiembre de 2010

Inquietudes de Santi Andia

Este era un texto que nos hacían leer en el bachillerato. ¿Alguien se acuerda a quien pertenecía?

Pues bien, hace un lustro, me pareció conveniente hacer referencia a un pasaje de esta novela para ilustrar el concepto de "aprendizaje significativo" y cómo los docentes deben adecuar los ejemplos a los intereses de los destinatarios.

El texto era el siguiente:
"Tanto me habían hablado de la maldad de los chicos, que fui a la escuela como un borrego que llevan al matadero.
Yo estaba dispuesto a luchar como Martín Pérez de Irizar contra cualquier Juan Florín que me atacase, aunque mis fuerzas no eran muchas.
Al principio me puso el maestro entre los últimos, lo que me avergonzó bastante; pero pasé pronto al grupo de los de mi edad.
El maestro, don Hilario, era un castellano viejo que se había empeñado en enseñarnos a hablar y a pronunciar bien. Odiaba el vascuence como a un enemigo personal, y creía que hablar como en Burgos o como en Miranda de Ebro constituía tal superioridad, que toda persona de buen sentido, antes de aprender a ganar o a vivir, debía aprender a pronunciar correctamente.
A los chicos nos parecía una pretensión ridícula el que don Hilario quisiera dar importancia a las cosas de tierra adentro. En vez de hablarnos del cabo de Buena Esperanza o del banco de Terranova, nos hablaba de las viñas de Haro, de los trigos de Medina del Campo. Nosotros le temíamos y le despreciábamos al mismo tiempo."

Yo recordaba el pasaje pero no disponía del libro o no era capaz de encontrar el párrafo exacto. En cualquier caso, me aventuré a hacer referencia a esta escena didáctica en una clase del desaparecido, y añorado por los estudiantes, CAP.

Como esto va de novelas, la continuación de esta historia podréis leerla el próximo lunes.

jueves, 9 de septiembre de 2010

IL PINGUINO VIAGGIATORE

IL PINGUINO VIAGGIATORE
C’ era una volta un pinguino di nome Pipi; voleva girare il mondo e cosi parti su un pezzo di ghiaccio. Il pinguino vede una balena e la salutò: "Ciao!”.
Dopo un mese di viaggio il pinguino si chiese: ”siamo sicuri che c’è qualcosa in questa direzione?” In quel momento però vide un puntino...
Era una nave! Era una scatola di metallo che galleggiava; era la prima volta che Pipi ne vedeva una, ma ne aveva sentito parlare .
Gli chiese “Dov’è l’ isola più vicina?”e gli risposero “a mezz’ ora distanza da qui” .
Dopo un giorno viaggio, stava per tornare quando vide un' isola di sabbia .
E lì fece tanti bagni.

Alessandro O.G. 8 años.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Copiando con TIC

Este verano, a falta de noticias, algunos periódistas han echado mano de un tema que empieza a preocupar a algunos profesores: lo fácil que es copiar cuando se dispone de nuevas tecnologías y nuestros estudiantes van armados hasta los dientes: teléfono móvil de última generación con conexión directa y continua con el facebook, auriculares por infrarrojos de tamño nanomilimétrico, etc. etc.

Pues bien, mi respuesta es que fácil es un exámen y de qué poco sirve si la respuesta se puede encontrar en una página concreta del libro, en los apuntes del profesor o en la ayuda que me ofrece el compañero que no ha podido presentarse al exámen.

Yo no les dejo el material porque sé que iban a jugar a encontrar - copiar la respuesta en una página concreta aunque esa no es la respuesta a la pregunta que yo he puesto. Además invierten mucho tiempo en ello y no quiero estar durante una "eternidad" en el exámen. Los conserjes quieren cerrar a las 10 de la noche. Pero tampoco me preocupo de si tienen el móvil o una chuleta de más.

Los exámenes deben servir para dar respuestas a preguntas o problemas que el profesor plantea, nunca para reproducir lo que está mejor escrito o mejor dicho por un profesional.

En resumen, que además de cambiar los "aparaticos", en la educación lo que hay que cambiar son los "cerebricos" y no sólo de los estudiantes.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Turista depredador

La generalización del turismo es algo democrático, pero consustancial a él está el negocio, la explotación de los recursos naturales y la actitud de usuario que paga un servicio por el cual tiene derecho a tirar las colillas en la playa que alguien las recogerá.
El turista consciente piensa que si se pone a recoger el trozo de plástico o la bolsa que llega a la playa será visto como un "pirla", un loco o un "rompicoglione" ecologista.
Todas estas escenas se producen con los tiernos infantes que juegan alrededor apartando de su territorio la suciedad tirándola al vecino.

Describo escenas de playa porque he pasado más tiempo en ellas este verano, pero cuando me he acercado a las montañas, la situación es bastante similar.

Quizás cuando se sale de casa, se piensa que nadie nos reconoce, que ya se las apañarán. El pasado julio, estando en una área de servicio de la autopista, junto a la gasolinera, el joven fumador de una ecológica familia francesa (viajaban en una furgoneta extra cargada) lanzó una colilla al suelo sin apagarla. Yo, en esa ocasión, y por temor a que un golpe de viento llevase una chispa a la gasolina, me acerque y lo apagué. El joven se quedo mirando con cara de arrepentimiento o de estupefacción, no sabría decir.

Por todo lo cual, me está rondando la idea de proponer un turismo ecológico auténtico que se puede hacer a la vuelta de casa, en la chopera del pueblo, incluso en nuestras calles urbanas o bien se puede uno ir más lejos.

Por ejemplo:
a) Ofrezcamos 2 céntimos por cada lata o tetra brik que se recoja en la playa. O bien proporcionemos guantes y herramientas adecuadas para que los niños de un colonia veraniega realicen la labor de limpieza, al tiempo que amonestan a los adultos y niños que cometen acciones incívicas.

b) todo el mundo lleva una cámara de fotos o un móvil, pues bien, en lugar de atardeceres, fotografiemos acciones incivicas para luego mandarlas a un concurso municipal.

En fin, quizás luego viene la picaresca de los "vídeos de primera" ya preparados y no auténticos, pero algo vamos a tener que hacer para salvar el planeta.