La Educación siempre ha sido Política. Pero mientras que unos dan oportunidad al debate, al disenso y finalmente encuentran el consenso, es decir, el punto que no convence a ninguna de las partes.
Me gusto este texto que encontré en un artículista y aquí lo traigo para leerlo varias veces:
"En el caso de la educación, el sesgo ideológico se manifiesta no solo en la promoción de la privada y la concertada, a pesar de que su calidad educativa sea menor que la de la pública, mal que les pese a los amantes de los productos caros envueltos en vistoso celofán, sino de los contenidos que se proponen. El ministro Wert se ha quitado definitivamente la máscara y, tras pactar con la Conferencia Episcopal, ha dado gusto a los sectores cristianos integristas de su partido. De esta manera, la Religión se convierte en una asignatura más del currículo, en condiciones de igualdad con el resto de asignaturas. Al mismo tiempo, todas las asignaturas relacionadas con el ámbito de la Filosofía, reducen su presencia. Ambas cuestiones, la potente presencia de la Religión (o de las religiones, que lo mismoda) y el debilitamiento de la Filosofía, deben ser vistas en paralelo. Si la religión, tal como la entiende el poder, es decir, el Gobierno y la Conferencia Episcopal, es promocionada es porque es útil en la medida en que se convierte en un instrumento para la producción de ciudadanos sumisos, atentos a aceptar lo que se establece desde jerarquías que determinan lo que es verdadero, lo que es bueno, lo que es correcto. Como bien analizara Kant, hombre, por otro lado, de profundas convicciones religiosas, la religión es un "opiáceo de la conciencia", una adormidera que impide al sujeto la reflexión y la autonomía. Precisamente, lo que diferencia a Europa de otras culturas, como la islámica o la norteamericana, es que nuestras raíces se hunden en la Ilustración del siglo XVIII, donde se pretende relegar la religión al espacio de lo privado".