¡Ya me he ido!
Ya estoy en el nuevo edificio, en el nuevo despacho.
El despacho del Decano es más amplio pero con unas formas curvas que convulsionan mis cánones. Además su orientación es más septentrional frente a la orientación meridional del antiguo: el sol y la luminosidad es menor. Pero deben ser lamentos de alguien que ha entrado ya muchas veces en el edificio.
En cualquier caso, es un edificio que me trae muchos recuerdos de nuestras luchas, porque si bien a mi me tocaba liderar el proceso, nada habría sido posible sin la ayuda de mis colegas y, sobre todo, de los entusiastas
ESTUDIANTES.
En Mayo de 2013, el Rector me comunicó que las obras del edificio se paralizaban. En la alegría actual, mi corazón ha olvidado como me sentí en ese momento. Cuando recuperé el aliento, empecé a pensar en hacer la presentación del curso 2011-12 ante aquel edificio casi concluido.
El
19 de septiembre de 2012, primero reuní a los estudiantes de primero en el salón de actos y en otras aulas del edificio de San Juan Bosco y, luego, nos dirigimos a la entrada de las obras del edificio casi acabado. El Rector estaba avisado y la empresa constructora nos abriría las vallas para contemplar por un momento la fachada con su nombre FACULTAD DE EDUCACIÓN.
Yo había avisado a todos los medios a través de los canales habituales y tuve la fortuna de cruzarme con Patricia Ciria el día anterior durante la apertura oficial del curso de la Universidad de Zaragoza. Pero a pesar de ello, caminé, acompañado de lo que me parecía no más de cien estudiantes, con la incertidumbre de que aquel acto fuera un auténtico fracaso.
Pero, me encontré con esto:
Y luego vinieron las llamadas de emisoras de radio y de alguien que decía que eramos trending topic. Quizás habríamos llegado a noticia nacional si no hubiéramos coincidido con el fallecimiento de Santiago Carrillo.
Incluso el que Mariano Gallego, columnista de Heraldo de Aragón, considerara que había hecho una
"Lección de Pedagogía".
Pero, como el tiempo pasaba y las obras continuaban paralizadas, seguí haciendo acciones de todo tipo: juntas de facultad con toda la comunidad invitada; los estudiantes haciendo trabajos relacionados e implicándose en la reivindicación y, finalmente, salimos a dar clases en la calle con comunicación a (no autorización de ) la autoridad gubernativa como es preceptivo: gracias a estudiantes, gracias a profesorado, gracias a Salvador Berlanga, gracias a todos.
Pero la obra siguió paralizada. En Enero de 2013, estaba de campaña electoral y la oposición se mofaba de estas estrategias poco dignas para un decano, pero a pesar de ello, conseguimos que nuestro equipo repitiera por otros cuatro años.
A primeros de marzo de 2013, concluía el plazo para que la obra pudiera reanudarse. El viernes 1 de marzo me dispuse a tomarme un puente de cinco días y me despedí de mi equipo diciendo "Al curso que viene seguiremos con los espacios que contamos ahora, y sin fecha de esperanza."
Afortunadamente, esa misma tarde recibí la "buena nueva", se retomaban las obras.