Comienza con una frase de Clara Campoamor: "Si te llaman utópica... no ofende pero te desacredita". El que te clasifiquen de utópica te situa en un rincón de la sociedad y te inhabilita para la gestión social y pública.
Es cómodo etiquetar de utópico al que cuestiona y quiere cambiar lo que funciona mal.
Manuela Carmena describe la dinámica con la que se enfrentan los innovadores:
- Cuando proponen algo diferente, un cambio, los que te rodean te escuchan pero hacen como si no te oyeran.
- Cuando se empiezan a implementar las modificaciones cuando están en una posición de autoridad, de jefes; se produce el rechazo.
- Te dicen que esas modificaciones son un disparate, que es una locura y que, además, es ilegal. (Aunque no sea cierto, pero se pone como excusa).
- Sin embargo, cuando por fin el cambio se lleva a cabo y tiene un resultado satisfactorio; nadie se acuerda del rechazo, incluso parece que fueran los que rechazaron el cambio, los ideólogos de la idea que rechazaron.