Contemplando la frivolidad de los actos que promueven los y las ediles del Partido Popular, entiendo que la izquierda no gane las elecciones.
Concretamente, el desfile de modelos organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza en plena plaza del Pilar. Asistencia de todo público, hombres y mujeres, de toda condición. Como era festivo, los trabajadores y las trabajadoras se habían puesto la vestimenta de ir de paseo. El espacio estaba abarrotado y no sólo estaban ocupadas las seiscientas sillas dispuestas sino que muchos se agolpaban de pie para poder contemplar el desfile.
Un desfile de modas que habitualmente se celebra en espacios cerrados y con rigurosa invitación a aquellas personas que interesa que lo vean porque son las que pueden adquirir esos modelos exclusivos.
¿Por qué entonces sacar el desfile a la calle para que la clase trabajadora, el populacho pueda contemplar eso que antes era privilegio de las clases altas? La respuesta me la dio en 1993 el sociólogo Ramón Flecha cuando comentaba que las clases trabajadoras imitan a las clases altas en el aspecto de la tez de su cara:
En los años 20 del siglo XX, se llevaba la tez blanca y la clase pudiente acudía a la playa con sombrilla, mientras los trabajadores, albañiles y campesinos, mostraban una tez morena, curtida, de su exposición al sol.
En los años 60 y 70 del siglo XX, la clase alta compartió la playa con los turistas y se empezó a poner morena; mientras la clase trabajadora, albañiles y campesinos, mostraban el moreno de camiseta de tirantes.
En los años 80 y 90, la clase alta necesitó distinguirse yendo a la nieve y practicar el sky, deporte caro, y que permitía que el moreno fuera en invierno y enmarcado por las gafas de esquiar, lo que permitía distinguirlo del moreno de playa ya popularizado, del moreno de la obra o de aquel conseguido en una oferta de las desaparecidas máquinas de broncear.
Desde entonces, he perdido la pista de las distinciones pero supongo que los sociólogos y los del marketing político, saben muy bien como funcionan estos mecanismos.
No sé bien como llegar desde estos comentarios hasta el título que puse, pero siempre conviene dejar algo al pensamiento del lector.