sábado, 24 de agosto de 2024

Castillos y Fortalezas de Irlanda (4 over 60)

Despertamos en el apartamento, residencia de estudiantes durante el curso, que se emplea para alojamiento de los turistas en el verano. Anoche casi no llegamos a la residencia porque estaban asfaltando las calles cercanas pero la amabilidad irlandesa y nuestra insistencia lograron que nos dejarán pasar. 

En primer lugar, hemos pensado en dirigirnos a ver el Metal Man  que se encuentra cerca de nuestra residencia para hacernos una fotografía pero una vez allí descubrimos que se precisa una gran caminata junto al mar para llegar al pie de esa escultura, así que nos conformamos con ver la fotografía que figura  en Internet y hacer una foto con el zoom y a contraluz. 


Nuestro destino es el castillo de Kilkenny, situado en la turística ciudad del mismo nombre. Nuestra fortuna nos regala además una concentración de coches Volswagen Golf históricos: clásicos, descapotables, furgonetas, etc. que se encuentran en la pradera del castillo y que proceden a su salida. Podemos visitar las dependencias que disfrutaban los nobles ingleses en la colonia irlandesa. Sus estancias recogen su historia y las características del condado.



De alli, nos dirigimos a Rock of Cashel, aunque suena a castillo, se trata de una fortaleza con una iglesia en su interior que ha perdido su techo pero no su cementerio que todavía es vigente, y donde encontramos enterramientos de 2024. Resulta curioso como en España nos empeñamos en reconstruir las iglesias y los anglosajones las dejan como están, sin techos y esperando que no se caigan las paredes. 

Desde este promontorio se divisa un amplio territorio pero una fina lluvia, no nos invita a disfrutar serenamente del paisaje verde salpicado de vacas de todos los colores.

Esta noche dormimos en un bed and breakfast que creemos cerca de Cork pero, en realidad, descubrimos que está en medio del campo junto a una pequeña localidad: Fermoy, donde nos resulta difícil. encontrar un pub donde cenar. Como somos cuatro personas, hemos llegado a Irlanda con el alojamiento concertado pero si viajas solo o en pareja, te recomiendo que vayas a la aventura y elijas el B&B cuando lleguen las cinco de la tarde. Así lo hice hace siete años y me funcionó, no sé si después de la pandemia y la masificación turística servirá este modo.

viernes, 23 de agosto de 2024

Sudeste de Irlanda (4 over 60)

Para desplazarse por Dublín lo mejor es caminar o ir transporte público. El taxi es un medio bastante barato aunque el taxímetro suba impertérrito en los atascos, aunque también existe la opción de Uber de precio fijo pero quizás más lenta porque tarda a llegar al punto de encuentro por las condiciones del tráfico. También puedes subirte a uno de los gigantescos autobuses de dos pisos o también a un moderno tranvía. 

Pero para recorrer Irlanda, la opción es alquilar un coche. La circulación por la izquierda es difícil para los acostumbrados a hacerlo por la derecha; pero yo, debido a que debo ser un zurdo contrariado, me encuentro cómodo con esta forma de conducción. No digo que al principio me cueste no subirme a los bordillos del lado izquierdo, pero una vez abordado el primero las rotondas te parecen fáciles. Podría seguir hablando de la experiencia de conducción pero haré solo dos afirmaciones:  a) los conductores de la República de Irlanda son amables y comprensivos con tus errores; b) las carreteras son estrechas y debes ser no agresivo en tu conducción.

Realizamos todos los trámites del alquiler y “carretera y manta, en este caso impermeable”  Nos dirigimos hacia el sudeste. La próxima parada Enniskerry, un coqueto pueblo al inicio de las montañas de Wicklow que atravesamos a través de una carretera militar (en Aragón le llamamos pista). El paisaje de vegetación baja con un colorido especial por la presencia de sábanas moradas de brezo es maravilloso. Donde el "maps" indica Wicklow National Park nos paramos a contemplar el paisaje con un pequeño lago. No hay centro de interpretación, no hay una caseta, tampoco hay árboles, la altura no es mucha pero la presencia del viento fuerte y helador nos obliga a volver rápidamente al coche. No hay ni refugio ni restaurante, así que en la bajada, en un apartado de la estrecha carretera, nos detenemos a comer los alimentos que compramos con previsión en el supermercado antes de adentrarnos en este territorio.

Las horas en estas carreteras pasan a una media de 60 kms/hora sin contar las paradas, así que debemos apresurarnos para llegar a nuestro alojamiento en Waterford.  No siempre hay flexibilidad horaria para el check in y aunque, últimamente, el sistema de códigos lo facilita, no resulta fácil encontrar las ubicaciones incluso siguiendo las indicaciones de google maps por la noche.


Una vez tomado posesión del alojamiento nos dirigimos hacia el mar. Hay mucho tráfico: es viernes y muchos tramos con obras. Pero llegamos hasta el pueblo de Dunmore Est,  pueblo turístico con algunas casas típicas de techos vegetales. Nos acercamos al The Strand Inn que posee una terraza al sol para contemplar el atardecer. De repente, comenzamos a ver que instalan unos micrófonos y altavoces con su correspondiente mesa de control y aparece una pareja con violín, él y con guitarra ella. Pero antes de comenzar a cantar, el alcalde y presidente del condado de Waterford, con su toisón colgado al cuello nos da un discurso de bienvenida. 

Escuchamos unas canciones de música country americano de Virginia y nos retiramos a nuestros aposentos para descansar. Mañana más kilómetros.

jueves, 22 de agosto de 2024

Dublin (4 over 60)

Las condiciones del apartamento en el Trinity College nos permiten desayunar allí mismo. El alojamiento resulta cómodo y emocionalmente nos traslada un poco a nuestra época estudiantil.

Berthe Morisot
Hoy, tenemos el free tour a las 10 de la mañana. Esta forma de visitar una ciudad que, antes era un servicio voluntario, improvisado y se pagaba con la voluntad, ahora se ha convertido en profesional y gestionada a través de grandes agencias al estilo de las que gestionan los alojamientos. Luego, los guías te cuentan lo poco que ganan porque la agencia se lleva un porcentaje. Además no siempre son autóctonos. El que nos correspondió en esta ocasión era un español que llevaba diez años en Dublín y que centró su explicación casi exclusivamente en los hechos históricos de la independencia de Irlanda. Echamos en falta que nos informara de que en caso de lluvia, muy probable en este lugar, nos podíamos acercar a los centros comerciales cubiertos de la calle oeste del Spire. Pirulí ubicado en la intersección de Henry y O´Connell. Se trata de una columna-escultura de 120 metros de altura y que fue objeto de polémica. Sustituía a la columna de Nelson en honor del almirante inglés y que en 1966 fue destruida por una bomba del IRA.

El recorrido del free-tour se redujo a los monumentos que visitamos ayer y al barrio del Temple Bar, lugar donde se encuentran los pubs con música en vivo y donde comenzó tocando el grupo musical U2.

En la comida nos acercamos a comer en el pub Voyager donde encuentro un cartel con todos los presidentes norteamericanos que han tenido: algún antepasado irlandés, indicando la localidad o el condado de origen. 


Por la tarde, después de un ligero descanso, salimos pero sigue lloviendo por lo que nos dirigimos a la National Galery, un museo no comparable a los grandes museos mundiales, pero que tiene una exposición de mujeres impresionistas muy interesante: Berthe Morisot (1841-1895), Eva Gonzalès (1849-1883), Marie Bracquemond (1860-1914) and Mary Cassatt (1844-1926) 

La cena es en otro de los lugares a visitar: el pub Church, donde desde las 6 pm, se ofrece música y danza irlandesa en vivo. Pero recomendamos reservar en el interior y preferiblemente en su galería. En cualquier caso, puedes acercarte a la barra para contemplar las actuaciones.



miércoles, 21 de agosto de 2024

Primer día en Irlanda (4 over 60)

El vuelo low cost sale muy temprano para aprovechar un precio ajustado y porque nos permite disfrutar un día más en nuestro destino. Pero vivimos en una provincia española y no en la metrópoli barcelonesa. Esto nos obliga a conducir tres horas porque no hay servicio público que alcance el aeropuerto de Barcelona a esas horas tan tempranas.

El vuelo como siempre está muy lleno pero el cansancio triunfa y sólo nos despertamos cuando se oye por el altavoz que vamos a comenzar el descenso al aeropuerto de Dublin.

Desde el aeropuerto de Dublin nos desplazamos en taxi hasta nuestro alojamiento. Hemos elegido el Trinity College que está situado en el centro de la ciudad, su precio es muy razonable y nos permite disfrutar de uno de los lugares que se indica como “cosas a ver” en Dublín.

El tráfico en Dublín es intenso, lleno de atascos, con autobuses de dos pisos amenazantes pero el ambiente rezuma de flema y amabilidad irlandesa. No se oyen bocinazos a pesar de que los automóviles intentan ocupar su espacio.

Realizamos el check in, aunque no podremos entrar en nuestras habitaciones hasta las tres de la tarde. Por eso, dejamos nuestras maletas y comenzamos a aprovechar el tiempo.

Nos acercamos en primer lugar a la Catedral de la Santísima Trinidad, sede del arzobispado de confesión anglicana. Es un edificio imponente como casi todas las catedrales de Irlanda. 

Muy próximo se encuentra la Catedral de San Patricio. Llena de placas de reconocimiento de los caballeros que costearon parte de la Iglesia. Encuentro varias curiosidades como el recordatoria a Jonathan Swift, el de los viajes de Gulliver, o la puerta con un agujero que sirvió para arreglar el conflicto entre familias.

De vuelta no olviden visitar el Castillo de Dublin. Construido a principios del siglo XIII en el lugar donde había un asentamiento vikingo, sirvió durante siglos como sede de la administración inglesa y, más tarde, británica en Irlanda. En 1922, tras la independencia de Irlanda, pasó a manos del nuevo gobierno irlandés.

Aunque resulta polémico el monumento a la vendedora de pescado de día y prostituta de noche: Molly Mallon. Me gusta porque las esculturas a pie de la ciudadanía me resulta agradable, quizás porque son escasas en Zaragoza.

Por la tarde, conseguimos un billete para la experiencia Guiness. Yo la había realizado hace siete años pero entonces no estaba tan masificado. El Museo Guiness tiene un bar en una terraza acristalada con una maravillosa panorámica de los alrededores de Dublin.

Compramos algunas cosas para cenar porque el apartamento del College dispone de una amplia cocina y una sala de estar compartidas. 

En resumen, no recomiendo la visita al museo Guiness pero si el alojamiento en el College, aunque no hemos podido disfrutar de la Biblioteca porque está en renovación.




domingo, 18 de agosto de 2024

Los hijos somos desconsiderados como poco

En esta ocasión,  el término hijo no lo empleo como genérico porque creo que las hijas se comportan de distinto modo. Además, no tengo la experiencia de tener hijas. Este post tiene que ver con la relación de los hijos con sus madres.  

Hablaré en primera persona en plural, aunque personalmente ya no tengo la condición de hijo pero la tuve.

Quizás, o sin quizás, los hijos han adquirido el modelo patriarcal de los padres pero eso no les justifica. Y encuentro ocasiones en que los hijos no tratamos bien a nuestras madres, esas por las cuales llegamos a este mundo. Sin llegar al maltrato, hay muchas ocasiones en que el trato es desconsiderado, poco amable, sin reconocer los esfuerzos, los desvelos que han hecho por nosotros.

Quizás no les hemos dejado un buen mundo a nuestros hijos e hijas, pero mujeres y hombres hemos luchado porque lo fuera. A cada generación le toca pelear sus derechos porque los contextos son diferentes y porque si no luchamos y avanzamos, retrocedemos. 

Las nuevas generaciones heredan un mundo complejo, global, multicultural e insolidario pero a cada una le toca bregar con el contexto en el que vive. Y, quizás, tampoco nosotros reconocimos suficientemente la labor de nuestros padres y por eso, se recibe ahora la misma moneda de la incomprensión.