Conductores suicidas vienen a mi recuerdo: el piloto de Germanwings, los conductores suicidas de las carreteras a contramarcha o circulando a 80 kms/h cuando señala 30. Pero eso no es lo importante porque bastaría con localizar y apresar al conductor.
El problema es cuando el conductores y los ayudantes han despertado, han educado en la diferencia y no en la inclusión, en “lo guapos que somos y, no lo somos más, porque los otros nos roban el peine y la colonia”. A su vez, esto ha despertado a los “otros” que tampoco han sido educados en el respeto, en la diferencia y encuentran justificada su lateralidad, además consiguen adeptos entre quienes han acudido a una escuela cuyo curriculum (sin educación para la ciudadanía) y con recortes en los recursos humanos. La batalla está servida. En las guerras los poderosos siempre hacen negocio con el hambre, con las balas, con las vidas.
“Ahora no nos vamos a echar para atrás”. Por supuesto, cueste lo que cueste se llegará a la independencia. La derechona seguirá manteniendo su poder y sus poltronas, la corrupción será más fácil (las nuevas generaciones y partidos se acuerdan de lo que fue el estraperlo) y las políticas sociales se aparcarán por los problemas constitucionales y de las grandes palabras: “democracia”, “libertad”, “independencia”, : Me río de estas palabras cuando se me cruza el enésimo “sin techo”(homeless) pidiéndome algo para comer.
Este texto lo escribo en un atardecer en la vecina Italia, pero no olvido que soy de Aragón que, además de tierra noble, es frontera con Cataluña, condición compartida con Valencia. Y esto puede significar, lo que pensamos algunos y casi no nos atrevemos a manifestar, que los territorios tornan conflictivos y belicosos (al menos, no pacíficos ni placenteros).
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