Antes del día que conmemora la revolución francesa, el 13 de julio es San Enrique.
Cuando tenía tarjeta de El Corte Inglés, me felicitaban. Ahora creo que lo hace Google y todos esas aplicaciones y plataformas que te exigen que des tus datos personales, pero van a parar al spam.
Yo no nací el 13 de julio porque antes se ponía el nombre del santo del día. Lo harían para acordarse de cuando habían nacido porque las familias eran más numerosas. Yo tengo que hacer esfuerzos para acordarme de las fechas del cumpleaños de mis hermanos JuanJose (19 octubre), este dos días pero juanes y joseses son multitud; Aurea (17 de septiembre), no tengo ni pajolera idea de cuando es Santa Aurea; Maria del Carmen (9 de febrero) pero este onomástico me acuerdo porque era también el nombre de nuestra madre (16 de julio). Llega pronto. Estad atentos si tenéis familia y conocidos que se llaman Carmen o Carmelo.
Siguiendo con San Enrique, los ateos tenemos la regañina de los católicos y “¿a tí que te importará?”. La respuesta es: para celebrar que estamos vivos y que somos afortunados de vivir en España cualquier ocasión nos sirve: navidades, semana santa (qué trágicos somos, los italianos hablan de la Pasqua de resurrección, más positivos), BBC (bodas, bautizos y comuniones de tipo religioso, civil o militar), etc.
Antes de finalizar, nunca me acuerdo quién fue el Santo, porque Enrique VIII no creo que lo fuera. El santoral católico conmemora hoy, jueves 13 de julio, la figura de San Enrique, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y patrono de los monarcas. Enrique nació en el año 973 en Baviera y en 1002 se convirtió en emperador tras fallecer Otón II.
Así que, felicidades a todos mis amigos tocayos que somos bastantes.