El 17 de diciembre de 2004 empieza sus operaciones Ryanair en Zaragoza un día después de que Bureau International des Expositions (BIE) la proclamase sede de la Exposición Universal de 2008. Alguien debía saber de las probabilidades que tenía Milan de ser sede de la Exposición Universal de 2015 porque el vuelo con el tercer aeropuerto de la ciudad transalpina, el de Bérgamo, era diario.
Nadie entendía esta frecuencia con este destino. Algunos decían si yo había influido porque en ese momento mi hijo Alessandro tenía dos años. Pero el vuelo que tomé en diferentes ocasiones y días, solía ir lleno. Quizás influía el bajo coste: llegué a comprar billetes por un céntimo de euro. Pero también porque el vuelo era aprovechado por muchos comerciales italianos que llegaban el lunes, podían visitar clientes de toda la zona norte de España, desde Bilbao a Barcelona, pero sobre todo localidades navarras, riojanas o de la provincia de Lérida.
Hubo momentos en que saludaba a los empleados de Ryanair y del Aeropuerto como de la familia. Los de seguridad siempre han sido más estirados y siempre me ha tocado ser "el aleatorio" : ese que pita en el arco de seguridad aunque no lleve nada que lo justifique.
Creo que en mi blog son varias las entradas en que hago referencia a los vuelos, muchos de ellos con Ryanair porque es la compañía que ha puesto a Zaragoza en relación con Europa. Aunque muchas veces el trato recibido en los horarios no sea de aplaudir. Salir a las 5:45 de la mañana del aeropuerto de Orio al Serio, obliga a no dormir, aunque te asegura que no tendrá retrasos.
Son muchas las situaciones anecdóticas que podría relatar como aquella en que unas Navidades el vuelo del día 23 de diciembre no aterrizó por la intensa niebla y los que íbamos a pasar las navidades a Italia, tuvimos que volvernos a casa y tomar un autobús temprano al día siguiente que nos llevaría hasta el aeropuerto de Gerona para tomar el último vuelo del día 24 de diciembre. Menos mal que en Italia no se celebra la "nochebuena".
Esto motivo una una anécdota de coincidencia porque el 28 de enero del año siguiente, el vuelo fue suspendido por una gran nevada en el aeropuerto de Bérgamo. Cuando nos comunicaron la cancelación, algunas personas nos tiramos al mostrador de Facturación para obtener plaza en el vuelo del día siguiente. Entre esas personas, había un ingeniero químico que estaba haciendo unos trabajos en una empresa zaragozana que también había sufrido la anterior cancelación. Decidimos ir a cenar juntos para dirimir quién era el gafe de los dos. Yo le invité a pasar la noche en mi casa porque ya éramos damnificados de la cancelación de vuelos.
Pero la tercera anécdota es la mejor de todas y la dejé reflejada en un post. Os invito a leerla. Os aseguro que es completamente cierta. No soy muy bueno novelando. Lo único que lamento es no habernos reunido. Creo que todavía conservo las tarjetas de ellos.