Este verano, a falta de noticias, algunos periódistas han echado mano de un tema que empieza a preocupar a algunos profesores: lo fácil que es copiar cuando se dispone de nuevas tecnologías y nuestros estudiantes van armados hasta los dientes: teléfono móvil de última generación con conexión directa y continua con el facebook, auriculares por infrarrojos de tamño nanomilimétrico, etc. etc.
Pues bien, mi respuesta es que fácil es un exámen y de qué poco sirve si la respuesta se puede encontrar en una página concreta del libro, en los apuntes del profesor o en la ayuda que me ofrece el compañero que no ha podido presentarse al exámen.
Yo no les dejo el material porque sé que iban a jugar a encontrar - copiar la respuesta en una página concreta aunque esa no es la respuesta a la pregunta que yo he puesto. Además invierten mucho tiempo en ello y no quiero estar durante una "eternidad" en el exámen. Los conserjes quieren cerrar a las 10 de la noche. Pero tampoco me preocupo de si tienen el móvil o una chuleta de más.
Los exámenes deben servir para dar respuestas a preguntas o problemas que el profesor plantea, nunca para reproducir lo que está mejor escrito o mejor dicho por un profesional.
En resumen, que además de cambiar los "aparaticos", en la educación lo que hay que cambiar son los "cerebricos" y no sólo de los estudiantes.
miércoles, 8 de septiembre de 2010
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