lunes, 3 de septiembre de 2018

Sostenibilidad en Europa

El paso por cuatro países europeos: España, Italia, Francia, Inglaterra y Gales en los últimos meses me permite reflexionar sobre algunas cuestiones relativas al tema de la sostenibilidad.

En primer lugar, no se ve de igual modo según la cantidad de precipitaciones que se producen. En Gales donde las nubes llegan todos los días con la humedad del Atlántico y donde el sol no incide con la misma inclinación e intensidad que en España, el consumo de agua no es motivo de preocupación inmediata. En otros lugares, el cambio climático es evidente: en Italia llueve más al sur que al norte y, cuando lo hace, es de forma torrencial, ocasionando franas (desplazamiento de tierras de la montaña) e inundaciones.

El plástico que consumimos inútilmente es tal que ganaríamos más en sostenibilidad, consumiendo menos que reciclando más. Los supermercados cobran un céntimo de euro por las bolsas de fruta, pero obligan a coger una bolsa por cada producto al tener precios distintos aunque próximos. Tampoco, han resuelto qué ocurre si me llevo la bolsa de casa. Sacrificamos la sostenibilidad del planeta por un paranoico sentido de la higiene.

 En un acontecimiento como el Tour, las carreteras se mantienen limpias a pesar de los residuos que se generan, ya que se colocan bolsas en los lugares más concurridos y el sistema de limpieza deja los alrededores pulcros a pesar de la incivilidad de muchos asistentes.
El turismo genera dos corrientes: una forma de reciclar distinta y sobre todo el sentimiento de “que se apañen ellos”. Por eso, no puedo hablar del tema de la sostenibilidad en Londres porque había más turistas que locales.

El reciclaje en Gran Bretaña se distribuía en dos recipientes: indiferenciado y envases de todo tipo: vidrio, plástico o cartón.
En Italia, a pesar de que los ayuntamientos indican qué debe ir a cada recipiente, luego existen muchísimas dudas por ¿qué hacer con un tetra brick o con un vasito de yogurt?.

También visto y sufrido en Italia: en la limpieza de las calles y también en algunas comunidades de vecinos se utiliza un instrumento (funciona a gasolina o eléctrico) que mediante el lanzamiento de aire va acumulando la suciedad. Entiendo que en grandes superficies es necesario pero en otras podría ser sustituido por la clásica escoba de funcionamiento manual.

En suma, que consumimos mucho y necesitamos hacerlo en envasado, unitario en muchas ocasiones, porque al empresario le interesa y porque se nos ha generado ese sentimiento de individualidad.

Todo ello, me hace pensar que estamos agotando el planeta, que la investigación científica no va a llegar a tiempo para resolver todos los problemas que la humanidad está generando y que las noticias que hablan de que “los ricos y poderosos” están buscando alternativas para abandonar el planeta adquieren credibilidad y dejan de ser una película de ficción futurista.

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