Este verano he madrugado para aprovechar el aire fresco por la ciudad y con un compañero he recorrido la ciudad para conocer esas partes de la ciudad por las que no pasamos habitualmente y observar situaciones y rincones que desconocíamos que estaban ahí. Pero también ha servido para conocer como en los últimos tiempos, nuestros políticos se preocupan más de tener las o sus arcas saneadas más que el bienestar de la ciudadanía.
Enumeraré algunas cuestiones que me disgustan, incluso me cabrean:
- obras innecesarias, cambio de una acera, un jardín, etc. O tirar abajo un edificio que sólo lleva construido unos días.
- tala de árboles porque afean el entorno y hay que domesticar a esa naturaleza rebelde.
- andamios en la vía pública sin supervisión para ver si su colocación es segura o respeta a las personas con movilidad reducida.
- lo mismo podría decir de las terrazas
- las contratas de obras pública, incluso la de obras privada, colocan vallas, barreras New Jersey de plástico u hormigon, andamios u otros obstáculos a su antojo. Creo que se dice que tienen patente de corso.
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