La innovación suele nacer a pequeña escala aunque tiene expectativas de universalización, de que pueda extenderse. Es cierto, que solemos conocer las innovaciones cuando la Administración las adopta y las difunde. Y esta asunción por parte de la Administración, la institucionalización suele ser un peligro para la propia innovación. Ya que en ese momento la innovación se percibe como una imposición.
Pero sin el docente, la innovación es imposible que se desarrolle porque las verdaderas innovaciones exigen un cambio de comportamiento del profesorado, incluso un cambio en su modo de pensar, de entender el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Por otra parte, los procesos de innovación exigen siempre el trabajo en grupo. La innovación en solitario está abocada al fracaso. La innovación precisa del apoyo de los superiores (director, equipos directivos) , de los iguales (colegas, Departamentos) y de los otros (padres, personal no docente y también de los propios estudiantes).
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