Estos días en que las informaciones están llenas de jueces y tribunales, me ha parecido que vendría bien un par de cuestiones del libro de Manuela Carmena que fue vocal del Consejo entre 1996 y 2001.
La primera se refiere a su cometido:
- Nombramiento de los jueces del Tribunal Supremo
- Presidente de los Tribunales Superiores de las comunidades autónomas y de las Audiencias provinciales.
Por tanto, el CGPJ es también un órgano de gestión, no de justicia.
La segunda son las preguntas que cuando ella al CGPJ llegó estaban por responder y siguen sin responder.
¿Cómo reclutar a nuevos jueces y juezas para la democracia? ¿qué tipo de profesionales se necesitan en la judicatura?
¿Qué cualidades quisiéramos que ofrecieran, más allá de la memoria y el conocimiento legislativo? [hoy es necesaria con la IA] ¿La oposición memorística debería ser la forma de selección inicial de los candidatos?
¿Debe subsistir la preparación de opositores a cargo de magistrados que contribuyen a mantenerla concepción heredada?
En fin, cómo siempre para el desarrollo de la democracia, una institución tan importante como la judicatura debe serlo. Para eso es necesario que la formación y la selección de los jueces esté impregnada por el espíritu democrático y humano. Las personas deben estar por encima de las leyes y las normas.
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