Cuando hay un bello trabajo, el problema es que el autor se cuestiona mucho de lo que ha decidido:
En primer lugar, el subtítulo: Crónica en lugar de Historia y Memoria. Pido perdón a historiadores porque mi redacción no es de tipo histórico.
Lance la mirada hasta 1844 donde la institución se denominó Escuela Normal Superior de Maestros, más tarde, 1856, apareció la de las Maestras, la II República junto brevemente chicos y chicas e añadió el término genérico de Magisterio. El franquismo abolió la Normal (idad) y la LGE propició la incorporación a la Universidad y borró la normalidad y el magisterio dando solo nominalmente la categoría de universitaria mediante ese invento de las Diplomaturas o laurea breve como dirían los italianos. Por eso para no llenar la portada con esta explicación, adopte este
De Escuela Normal de Magisterio a Facultad de Educación
con el que trataba de recoger la evolución de unos estudios secundarios profesionales a una titulación universitaria en el que docencia e investigación van de la mano.
Tengo que agradecer a todos los que figuran en el libro su contribución a esta obra, especialmente al personal de bibliotecas y archivos de la casa y de fuera de la casa.
También al decano Julio Latorre y a Alfonso Ariño que apoyaron sin dudar la publicación de este libro.
Al excelente trabajo del Servicio de Publicaciones, quizás lento pero mejorando mi original.
El objetivo es “vender mi libro”, es decir, contagiar el entusiasmo que me produjo escribirlo para que Vds., vosotros, lo adquiráis o lo pidáis prestado, lo abráis, consultéis el índice y decidáis que capitulo leer.
El libro hace un recorrido histórico desde el siglo XIX hasta nuestros días. Cada capítulo se puede leer separadamente. Empezad por donde más te atraiga.
- El siglo XIX para quienes estudiaron durante el franquismo y no les contaron bien las vicisitudes de ese siglo.
- El efímero lustro de la segunda República para quienes valoran ese periodo y para los adversarios de la libertad y el pensamiento crítico que lo denostan.
- El franquismo queda reciente, incluso puede que queden vivas algunas personas que estudiaron durante esa época.
- La del Profesorado de EGB para los pocos que queden en activo, pero son muchos los que lucharon para defender una escuela pública de calidad, hoy asesiada por las políticas privatizadoras.
- El Magisterio de la LOGSE también se encuentra relatado casi en primera persona
- Por último, el periodo que todavía continua, Facultad de Educación y del que todavía hay en activo muchos de los protagonistas de la primera época. Ya han pasado 25 años, es decir, un cuarto de siglo.
También se puede leer en un recorrido transversal en aspectos institucionales, curriculares, de liderazgo, de edificios materiales, alumnos.
En realidad, todo comenzó con una exposición al celebrar 175 años justo antes de la pandemia. El video de la exposición “175 aniversario” que pueden encontrar en YouTube recoge en 10 minutos esos. X= minutos *año * 175, x=525600, 91.980.000, casi 92 millones de minutos. El texto se encuentra en el apartado 1.1.
Para los que van con prisa:
Capítulo 1: Visión General, concretamente el apartado 1.2. Los paneles de la exposición.
Capítulo 9: A modo de conclusión.
Otras miradas:
- Juana Maria Sancho y Rosa Dominguez, dos mujeres que conocieron los tres edificios: la Magdalena, San Juan Bosco y la Facultad de Educación del Campus San Francisco.
- Julio que cuando dejo de ser Decano hico una exhaustiva revisión del texto de su entrevista.
- Eduardo Suñén, nuestro conserje, que parece japonés porque ha rechazado otros puestos con tal de jubilarse en la Facultad donde empezó.
Pido perdón a historiadores de la educación, porque en los últimos tiempos hice más caso a las perspectivas subjetivas de quienes vivimos en primera persona los acontecimientos. Pero aseguro que he consultado miles de documentos y legajos y puedo afirmar que tan subjetivas son las vivencias de mis colegas como la redacción de algunas actas contaminadas por los intereses y las correlaciones de fuerza de cada momento.
Finalmente, un agradecimiento
, a los que fueron mis compañeros : especialmente al Decano Santos Orejudo, con quien comencé mi camino para ser Decano y la larga lista de compañeros de trabajo que me aportaron tantos aprendizajes no suficientemente reflejados en este libro. Todos hemos contribuido a que la Facultad se encuentre cuatro años después de mi jubilación en niveles que no imaginaba cuando en 2009 fui elegido Decano, y que no habré recogido suficientemente en esta historia. Como en los viajes, hay que dejar algo para la próxima vez. (En 2044, será el bicentenario y allí os pedimos encontrar todos).
Gracias a todos. A los que no señalo expresamente es porque ahora mismo no me acuerdo o no sé que palabras dedicarles para mostrar me agradecimiento.

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