Estos días, cuando oigo que los ucranianos no sólo están hartos de guerra sino que hacen lo posible por no ser reclutados o que los familiares de los secuestrados por Hamas piden a Netanyahu que se priorice el rescate a los bombardeos.
Este año en el que he visto la indiferencia del mundo occidental ante la masacre del pueblo palestino, el discurso que unos y otros realizan, la polarización de nuestro país, la violencia que rezuma el mundo, el avance de la ultraderecha y otros indicadores que sólo invitan al pesimismo; quería hacer un homenaje a los santos inocentes.
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