sábado, 4 de octubre de 2025

Visita a Pearl Harbor (JIV)

Tres días y todavía no hemos ido a visitar el lugar histórico de Pearl Harbor.  Aunque nos han advertido de que hay largas filas y que deberíamos ir con un grupo organizado, nos arriesgamos a ir por nuestra cuenta en esta mañana de sábado. A las siete de la mañana ya estamos despiertos. Así que desayunamos y nos vamos hacia Pearl Harbor que se encuentra a unos catorce kilómetros de Waikiki pero al que se puede acceder mediante autobús. 

Google señala varias opciones pero en todas ellas debemos esperar unos veinte minutos en la parada que se encuentra junto al hotel Cocunut. Pero a veces Google se equivoca y entonces la diosa Fortuna se aparece a los Jubilados Intrépidos Viajeros (JIV) en forma de autobús de la linea 2 que en su frontal indica que va a "Arizona" (Así se denomina el barco hundido por el bombardeo).  Nos subimos al autobús, preguntamos a la conductora si es cierto porque no podemos creernos nuestra suerte; aunque no es extraño porque ya la tuvimos en el viaje hasta Honolulú

El viaje es en el mismo autobús pero son unas cincuenta paradas. Menos mal que es sábado y temprano por lo que no hay mucho tráfico y pocos pasajeros. Atravesamos el downtown, algunos barrios residenciales no turísticos y algunas paradas que indican que corresponden a centros penales.

Llegamos a Pearl Harbour y las filas no son tan numerosas como nos habían advertido.  Hay que dejar todas las bolsas en consigna. El complejo tiene varios museos además del Memorial del Arizona. Sacamos un número y nos colocan en una fila para acceder a una sala de teatro donde se explica el significado y se dan las instrucciones de la visita. Nos subimos a una embarcación del ejercito y en un corto trayecto nos dejan donde se encuentra el Memorial. Me recuerda al Cementerio de Arlington. Aunque no tenemos ningún nombre que buscar en la lista de los fallecidos en el ataque, nos invade la sensación de estar en un lugar histórico mundial del siglo XX y que hemos visto repetidamente en las películas bélicas americanas. A la vuelta de la breve excursión, podemos obtener gratuitamente unos sellos con la fecha del día de la visita. 

En el regreso a waikiki, nos detenemos en el Kaka'ako Farmer Market para comprar algunas frutas que desconocemos como la Fruta del Dragón o Pitaya y las "malasadas", un dulce típico de la zona, como buñuelos.

Regresamos al hotel. Siesta y luego paseo tranquilo por la playa de Waikiki.

viernes, 3 de octubre de 2025

Naturaleza feraz junto a la ciudad (JIV)

Esta mañana repetimos la visita a la playa a las seis de la mañana. Nos cruzamos con bastante gente que pasea el perro o se dirige a su trabajo. La vida, como dije en la entrada anterior, comienza temprano.

De vuelta, desde la terraza de la habitación, contemplo una imagen que me parecía de Internet: ocho coches de policias, ocho, con sus ocho agentes (uno por coche, también aquí llegaron los recortes y ya no van dos por coche) rodean a un indigente al que tienen arrodillado y con las manos esposadas.

Hemos decidido ir a visitar la cascada Manoa que se encuentra a una hora aproximada desde nuestro hotel, treinta minutos en bus y treinta minutos caminando.  

Adquirimos la tarjeta HOLO por diez dólares nos permite utilizar cuantos buses queramos. Se adquieren en negocios ABC que se pueden encontrar en muchos lugares. Google Maps nos indica el número de autobús que debemos tomar y el trasbordo que hay que realizar. Los autobuses tienen indicador de las paradas en las que va circulando y siempre queda recurrir a la amabilidad de los conductores o las conductoras. 

Los autobuses me dieron mucho material de observación y de análisis: 

  • a) las personas con sillas de ruedas motorizadas o no suben por una rampa que el conductor baja, éste luego se encarga de que la silla quede perfectamente anclada en el lugar adecuado. Una vez concluido todo el proceso el autobús sigue su marcha.
  • b) aunque tienen información electrónica y pulsadores eléctricos, permanece la cuerda para avisar la parada como ocurría en los tranvías de mi infancia.
  • c) llevan portabicicletas en la delantera que el usuario coloca y que el conductor espera a que esté colocada adecuadamente.
  • d) la refrigeración va a tope, es un refugio climático. Recomiendo a los frioleros llevar algo de abrigo.
  • e) en ciertas ocasiones el conductor activa un mensaje en la pantalla en la que se dice que hay alguien sospechoso o una actividad sospechosa en el autobús.


El camino a la cascada es a través en una selva tropical: frondosa, debemos ir por el camino que se encuentra embarrado aunque no ha llovido esta mañana. Al final de un recorrido de unos veinte minutos, nos encontramos con una cascada que apenas tiene agua, pero el camino ha merecido la pena. Se escucha el silencio y vamos como por la selva con la seguridad de que a la vuelta encontraremos el autobús de vuelta.

Al mediodía, vuelta al hotel porque aunque la temperatura no sube de los 32 grados, el grado de humedad hace que al mediodía el calor resulte insoportable.

Por la tarde, decidimos visitar el museo de Obama, el presidente americano que nació en Honolulu, pero no lo vimos porque al llegar al edificio que se indicaba en Internet, no había ninguna indicación que nos hiciera encontrarlo. Así, que volvemos a tomar el autobús y regresar a Waikiki para ver a los surfistas en la playa del parque de Kapiolami y hacernos fotos con las estatuas del primer surfista, el Duque y la de estatua de Mahatma Gandhi que fue encargada por el Instituto Internacional Gandhi para la Paz para simbolizar el espíritu de la "Ohana" (familia hawaiana) y la paz. 

Ya es de noche, cena antes de las ocho y a las diez en la cama. Cansados de caminar a pesar de nuestros recorridos en autobús, el sueño nos atrapa.

jueves, 2 de octubre de 2025

Primer día en el Trópico (JIV)

 Nuestro primer día en el trópico. La luz solar dura entre diez y trece horas. Lo que significa que la ciudad vive de las seis de la mañana a las seis de la tarde. La luz entra por el ventanal de la habitación. Nos asignaron una habitación en el séptimo piso con vistas al Canal de Ala Wai que sirve como límite del distrito turístico de Waikiki y que fue construido para drenar los pantanos de la zona. Estamos en la isla de O'AHU, una de las ocho islas hawainas. (En otra entrada escribiré sobre la geografía del archipiélago, mientras tanto, le invito a que consulte un mapa)

Con el lío del viaje, nuestros cuerpos no saben si toca dormir, comer o desayunar. Así, que nos ponemos el bañador y nos vamos a la playa que se encuentra a diez minutos caminando. 

Pasamos por el pasillo donde se amontonan ordenadamente las tablas de surf que deben ser para alquilar porque cuentan con un candado similar a los que sirven para los apartamentos de alquiler.

Después del baño, desayuno y nos vamos a patear la ciudad. No es fácil hacerlo porque Honolulu aunque esté en medio del Pacífico, asume la cultura americana de ir a todos los sitios en coche. Es cierto, que son grandes distancias pero en ningún caso están pensadas para los peatones. Solo en las calles de la turística zona de Waikiki está pensadas para caminar, en realidad, para ir mirando las oportunidades de consumir en sus tiendas y negocios de todo tipo.

Además de la avenida Kalakaua, nos encontramos otro santuario del consumo: el mall de Ala Moana, un centro comercial abierto como los que también vemos en España y en Europa. Nada que no hayamos visto, tienda de Zara incluida. Quizás está decorado con plantas naturales y seis esculturas de artistas famosos.

Muy cerca se encuentra el palacio de Iolani que fue residencia de los últimos reyes hawaianos Kalakaua y la reina Lili'uokolani. Como no tenemos entrada para entrar nos dirigimos al edificio de enfrente sede de la Corte donde visitamos una interesante exposición sobre la historia de Hawaii y su papel en la II Guerra Mundial.

Regresamos a primera hora de la tarde al hotel para descansar donde se nos ofrece gratuitamente palomitas de maíz que podemos remojar con un café.

A las cinco y media de la tarde hay que salir a "turistear" para no perderse el atardecer en la playa de Waikiki donde los turistas cumplen su última misión del día, perdón la penúltima, luego tienen que buscar un sitio para cenar. 

miércoles, 1 de octubre de 2025

Viajando al oeste (JIV)

 Se inicia el viaje. Los temores de los días pasados desaparecen. Salimos muy temprano. Los que vivimos en provincias tenemos que desplazarnos hasta Madrid o Barcelona para los vuelos transcontinentales. Como vamos hacia el oeste, elegimos Madrid. Las conexiones con los servicios públicos: tren o autobús son muy problemáticos cuando dependes de los horarios de otros. Por eso, decidimos irnos con nuestro propio vehículo y dejarlo en el aparcamiento junto al aeropuerto. Resulta más cómodo: cargas las maletas en la puerta de casa y ya estás en el embarque.

El siguiente paso es el check-in. Ya lo hemos hecho por Internet pero tenemos que facturar las maletas por lo que debemos pasar por el mostrador. Allí nos atiende una amable señorita que nos da las tarjetas de embarque hasta Honolulu pero por normativa USA deberemos recoger nuestras maletas. Lo que reduce nuestro tiempo en el enlace entre aviones. Después pasar el control de seguridad sacando los elementos electrónicos y los líquidos de nuestro equipaje. Después de una caminata y las apreturas del tren que nos lleva de la T4  a la T4S pasamos en autoservicio el control del pasaporte. La electrónica y los recortes nos ha llevado a esta situación impensable en el siglo XX.

El vuelo tiene una duración de 12 horas, los aviones para llegar hasta el otro lado del Atlántico suben hacia el polo, por allí el recorrido es menor por la esfericidad de la Tierra. [Los terraplenistas van por el Atlántico y tardan más tiempo. JA!!!]  Así que la entrada es por el Canada para dirigirse por el medio oeste de  US hacia California.

Volamos en un Airbus 350 de Iberia que no es una low cost, nos da de comer sin coste adicional, pero en turista el espacio entre asientos es muy reducido y en las filas donde antes había ocho asientos ahora hay nueve.

Una vez que nos permiten descender del avión, nos dirigimos rápidamente hacia el control de Inmigración. Allí una gran masa de personas serpentea de un lado a otro de la gran sala. Yo mantengo esperanza, Susana no tanto. Tratamos de preguntar a quién nos parecen empleados que tenemos un vuelo de conexión en unos pocos minutos, pero todos dicen que no son los responsables, que preguntemos a quien lleva chaqueta azul.  Cuando solo quedan 10  minutos para que se inicie el embarque, hay una responsable cerca de nuestra posición, se lo indicamos. Se apiada de nosotros y nos pasa a la fila de los tripulantes de cabina y otras personas VIP. Pasamos el control de Inmigración con rapidez. Ahora nos toca correr. 

El equipaje de nuestro vuelo está esperando fuera de la cinta . Llevarlo a conexiones. Lo chequea pero no hay. tiempo . Hay que ir a los mostradores de embarque por si hay tiempo o nos ponen en otro vuelo. Pasamos de una terminal a otra. Subimos al primer piso, salidas. No acertamos a dar con la persona responsable. tercer intento. nos coge las maletas.

Ahora tenemos que llegar al Gate de salida. Pasamos de nuevo control de seguridad. Presenta pasaporte y enfoca tus ojos para tener el pase. No hay personas y pasamos muy rápido. Pero hay que correr por pasillos intrincados hasta el Gate 48B Me adelanto porque Susana no puede más. Ella sube en ascensor. Yo por escaleras mecánicas. El gate está abierto. 

Somos los últimos en entrar.  En el finger comienzo a reservar la habitación de hotel en Honolulu. NO lo había hecho hasta estar seguro que llegaríamos en el mismo día 1. Afortunadamente, hay disponibilidad en el Coconut Waikiki Hotel, el mismo hotel para el que tenemos reservado los siguientes días.  Tengo que salirme del interior porque no tengo cobertura. Pero, se confirma la reserva antes de entrar en el avión. Y le envió un mensaje a mi hermana para tranquilizarla.

El vuelo de Los Angeles a Honolulu es de unas cinco horas. Dormimos un poco una vez superados todos nuestras ansiedades si podríamos llegar a Honolulu.

La llegada es a las 11.30 p.m del día 1 de octubre. Salimos de Zaragoza a las 6 a.m. del mismo día 1 de octubre. No soy capaz de calcular el número de horas invertidas porque hemos pasado doce usos horarios. En ese momento son las 11:30 a.m. del día 2 en Zaragoza. 

Milagrosamente, aparecen nuestras maletas. Objetivo conseguido: nosotros y nuestros equipajes hemos atravesado dos océanos y un montón de kilómetros.

Un taxi, check in en el hotel y cama. 

martes, 30 de septiembre de 2025

Día antes de la partida (JIV)

 El día antes de la partida fue una locura. Además de las actividades programadas para el martes: natación y teatro, la mañana ha comenzado con correos de la compañía aérea para que hiciéramos el check-in con el ordenador. ¡Qué estresante!  Finalmente, lo hemos conseguido.

Pero también había un correo de Prensas Universitarias porque ya había llegado el libro "De Escuela Normal del Magisterio a Facultad de Educación" que tanto esperaba desde la imprenta. Inmediatamente he concertado el acudir a recogerlos personalmente, así me los puedo llevar para dárselo a mi hermana.

A pesar de llevar todo el mes preparando el viaje, he anotado hasta diez asuntos que no debía olvidar. Pasar por USA no resulta fácil, los controles de entrada siempre son muy severos y dudo que todos los agentes de inmigración sitúen a España correctamente en el mapa.

Hemos decidido asistir al curso de teatro, es relajante. Nuestro profesor desarrolla sus actividades interpretativas en cada consejo o comentario que realiza. Es como si fueras a ver una función de teatro, porque también el resto de compañeros hacen muy buenos ejercicios, que invitan a que tú saques lo mejor de ti mismo. 

No obstante, hay una comparación que viene a mi pensamiento recurrentemente. La situación mundial de la actualidad con sus guerras, con sus dictadores, con el discurso fascista, nazista y xenófobo me recuerda a la década de los treinta del siglo pasado. 

Por ejemplo, ¿qué pensamientos tendría una persona que en agosto de 1939 iniciara un largo viaje?, ¿estaría temerosa de un cierre de fronteras, de verse implicada en un incidente de guerra? 

En cualquier caso, mi hermana y su marido Edward nos esperan. Ya queda menos tiempo para el final y hay que aprovecharlo, carpe diem.  

lunes, 29 de septiembre de 2025

Nos vamos a Hawaii, de Jubilados Intrépidos Viajeros (JIV)

Nos vamos a Hawaii. 

Escribo este texto cuando he vuelto, porque no me gusta decir dónde estoy hasta mi regreso y porque hacer la crónica diariamente de un viaje, te impide dedicar tiempo a disfrutar del momento del viaje. Así, que tomo notas manuscritas durante el viaje y al regreso, me pongo a viajar de nuevo. Siempre se dijo que se viaja cuando se planifica, cuando se viaja y cuando se revisan las fotos. Yo hago todo eso ahora aprovechando el jet lang. 

El viaje comenzó cuando mi hermana Aurea que tiene una "time share" (como una multipropiedad o más parecido a un leasing) en la isla hawaina de Kauai, me lo propuso en el mes de octubre de 2024. Para ella es fácil porque vive en Florida y aunque no es un viaje corto, se ahorra el salto del Atlántico.

En el mes de enero compramos los billetes para encontrar un precio ajustado al sueldo de pensionista porque se trata de un viaje de unos trece mil kilómetros. Y ya que íbamos tan lejos no vamos a estar una semana.  Así que el plan era:

Zaragoza a Honolulu ( isla de Oahudel 1 al 8 

Honolulu a isla de Maui del 8 al 12 . Allí me reuniría con mi hermana

Maui a isla de Kauai del 12 a 19.  En el meridiano 160 W de Greenwich

Regreso a Honolulu del 19 a 21 , para preparar un viaje de vuelta que duró dos noches mal durmiendo en el avión y un transbordo en la terminal B de Los Ángeles (visita que recomiendo) . 

Hemos llegado a Zaragoza a las 19 horas del jueves día 23. Salimos de Honolulú cuando en Zaragoza eran las 9 de la mañana del día 22. Todos estos cálculos los he hecho con lápiz y papel antes de escribirlos. El plural que utilizo es porque me acompaña en los viajes, mi compañera de jubilados viajeros, aunque habrá que añadir el determinante de intrépidos. Es decir, las próximas entradas que irán apareciendo y espero que sean de vuestro interés tendrán la denominación común de JIV (Jubilados intrépidos viajeros).