La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa es el elemento legislativo español del objetivo del neocapitalismo: la educación no es un derecho sino un servicio. Y como tal servicio hay que rentabilizarlo.
El objetivo de la educación ha sido el desarrollo de un pueblo, de una nación a través de la formación de sus ciudadanos. Pero con la llegada de la globalización, los pueblos, las naciones se han difuminado, se han diluido, se han convertido en líquido perdiendo la solidez de antaño.
La LOMCE busca que seamos más competitivos, en lugar de cooperativos como decía la LOGSE, y por eso proliferan las reválidas, siempre de exámenes. ¿No sé cuándo vamos a tener tiempo para enseñar y aprender? Además el aprendizaje, la formación se pondrá al servicio de la prueba selectiva correspondiente como ya ocurre ahora con la prueba de Selectividad. Las Escuelas, sean del nivel que sean, se convertirán en academias de preparación para las pruebas.
La LOMCE significa un nuevo cambio en el curriculum, de cambios en el número de horas que se asignan a cada materia. Y todos estos cambios curriculares deben ser implementados, desarrollados, puestos en la práctica por un profesorado que ha sido denostado y vilipendiado por la Administración Educativa.
En realidad no necesitamos más leyes, sino aplicar las que tenemos con la flexibilidad necesaria para adaptanos a las necesidades y a los problemas que surjan.
La LOMCE vuelve a dividir España en dos de forma radical y se pierde el primado de la OCDE en el ámbito de la igualdad y la cohesión social.
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