martes, 7 de enero de 2025

Literatura en las etiquetas

Ya en otra ocasión (2011) me había detenido a comentar los poéticos mensajes que aparecen en las botellas de los vinos más preciados; incluso los italianos se atrevían a hacerlo en el envase de unas galletas (2013) cuyo valor en el mercado no llegaba a los tres euros.

Estas navidades me regalaron una camisa que llevaba al menos tres etiquetas: 

- la del ticket regalo, 

- la de arrepentimiento de la insostenibilidad ("Al elegir nuestro productos de algodón, estás apoyando nuestra inversión en la iniciativa Better Cotton. *Este producto se obtiene a través de un sistema de balance de masa y puede no contener Better Cotton") 

Me pregunto si lleva o no lleva Better Cotton.

- la de la poesía:

"Prendas diseñadas para aquellos que valoran su tiempo por encima de todo.

Censores del aburrimiento y defensores de un inconformismo hecho para durar".

Después de leerlo dos veces, no sé si estrenarla o hacer uso del ticket regalo. Porque no sé si valoro mi tiempo por encima de todo y tampoco me veo censor del aburrimiento y del inconformismo.


domingo, 5 de enero de 2025

Reyes Magos 2025

 Admiro mucho a los padres de hoy en día lo que tendrán que inventarse a cada instante para conseguir que sus retoños sigan creyendo en los Reyes Magos.

En los años 80, ya me resultaba difícil esquivar preguntas difíciles como: ¿Por qué hay tantos Reyes Magos, no eran solo tres? ¿Ese es de verdad o es sólo el paje? ¿Si todos pedimos el mismo juguete, habrá para todos? ¿Los juguetes del Corte Inglés a quién se lo dan? ¿Esos que salen por la tele son los de verdad? ¿Cómo han llegado en helicóptero hasta aquí? 

Y eso que entonces, no había google, ni internet, ni teléfonos móviles.  Por eso, conseguías escapar de las preguntas trampa de la infancia.

Este año ha sido el colmo del "ofrecer pistas" cuando los Reyes Magos llegarán un día antes para evitar las lluvias o lo harán en el interior de un pabellón deportivo como ocurre en Vigo.

Un pasaje de una novela de Joaquín Berges inspiró lo que mis estudiantes denominaron la "Metodología del Rey Mago"

"- Las calles estarán abarrotadas de gente en ambas aceras - explica muy serio -. La cabalgata circulará por el medio de la calzada, así que es fundamental que mires y saludes a ambos lados, ¿comprendes?
- Oye - protesta- estoy destrozado anímicamente pero no soy idiota.
- NO - dice Dumbo  -, insisto, Luis. Debo hacerlo. Un fallo podría ser fatal. Si un solo niño se queda sin tu saludo habremos fracasado por completo.
   Luis arruga el entrecejo.
- No exageres - dice-. Desde donde los niños miran apenas se nos verá.
- Te equivocas - Dumbo es tajante-, se ve perfectamente. Los niños se fijan en todos tus gestos. La cabalgata avanza despacio y eso facilita la observación. Es primordial que dividas la calle en pequeños tramos y vayas girándote a derecha e izquierda continuamente, barriendo las aceras con tu mirada, sin dejarte un centímetro. ¿Está claro?"

Por eso, felicidades a todas las personas que mantienen con convicción de la ilusión en las niñas y los niños. No importa la respuesta sino la asertividad (5 / 5) con la que se pronuncia. Recuerdo una vez, la nochebuena, que mi hijo vio a Santa Claus volando con trineo y renos. 


jueves, 2 de enero de 2025

Mis miradores

Me he puesto a analizar las ocho ubicaciones en las que he vivido en la ciudad de Zaragoza. Creo que debería calificarme como NÓMADA ya que fuera de Zaragoza también he estado en otras localidades. A los jóvenes de hoy en día, les parecerá normal; pero yo voy camino de setenta años. ¡Qué suerte o qué horror!

El análisis lo hago focalizando en el piso en el que he habitado.

En Andres Vicente (Barrio de Las Delicias), la primera casa donde vivi. Miraba desde el piso primero. La ventana de nuestro salón daba enfrente de una bocacalle, lo que me daba una amplia perspectiva a pesar de ser el primer piso. También me permitía ver lo que pasaba en la calle desde una barrera.

En San Juan de la Peña (Arrabal),  era un adolescente y joven pero viví poco tiempo porque la mayor parte del año lo pasaba fuera realizando mis estudios de Bachillerato y universitarios. Vivíamos en el sexto piso y también era un excelente mirador hacia la estación de ferrocarril de Arrabal, hoy desmantelada. Eran los tiempos en que los tanques para realizar maniobras en el campo militar de San Gregorio llegaban en el tren, descargaban a cualquier hora del día y de la noche, y luego recorrían toda la calle hasta llegar al campo de tiro.

En la Avenida de Navarra, vuelvo al barrio de Delicias. Era un primer piso de un grupo de casas un tanto aisladas al pie del Parque Palomar. Los coetáneos y "over" lo denominarán Castillo Palomar. A pesar de tener balcón, era más cómodo bajar a los columpios que había en la urbanización, además mi hijo era pequeño y era más seguro. Aunque él recordará cuando se metió detrás del columpio y se llevó un buen golpe.

En Condes de Aragón. (Barrio de la Romareda). La visión era desde el noveno con una excelente terraza orientada hacia el oeste pero estaba rodeada de altos edificios. Al principio, podíamos ver el Moncayo en los días despejados. Pero había espacios por construir, así cuando construyeron la mole de "Aragonía", el horizonte desapareció.

En Vía Universitas, (Barrio de las Delicias) Vivía en el cuarto piso que daba a un patio interior de las viviendas de Calle Barcelona, Universitas y Hermanos Gambra. El patio era bastante amplio pero solo se veía la parte de atrás de unas viviendas con la ropa tendida en las ventanas.

En 2005 vine a vivir al Centro, donde mi voto se distingue en el colegio electoral.  Por ahora, y espero que acaben mis mudanzas. He estado en un  cuarto piso.  La calle es estrecha y en ese tramo es sombría en invierno y abrasadora en verano porque era el último piso, además de recibir todo el sol del ocaso del estío. Luego, mudé a un calle supertransitada pero afortunadamente el apartamento era interior por lo que, a pesar el  segundo piso era muy luminoso ya que daba a un amplio patio en el que divisaba  el jardín de unas monjas.

Ahora vivo en el  piso decimoquinto, no quinceavo, con vistas al suroeste de Zaragoza. Y con la posibilidad de acceder a la terraza comunitaria.