DIA 18
La mañana se presentaba invernal. Las nubes bajas amenazaban
con tener que permanecer junto a nuestro camper esperando la llegada de los
ciclistas. Por eso, me he ido a tomar un café y comprar pan en el panadero
ambulante. Hago fila con los campistas del camping “civilizado” porque
campistas con sus autocaravanas, con las típicas “California”; con sus
furgonetas adaptadas, con coches y tiendas de campaña, o simplemente con un
coche pueden contabilizarse acampan por millares allí donde encuentran un hueco
y un lugar para acceder.
Desde ayer por la tarde, la gendarmería está impidiendo el
paso hacia el “col” pero algunos se atrevieron a subir más arriba de nuestra
posición a pesar de la señal de no pasar autobuses de más de 10 pasajeros, es
decir, una furgoneta de 4 metros.
Es nuestro primer día de tour por lo que, al primer amago de
levantarse las nubes, el ciclista, es decir, mi hijo decide marcharse hacia el “col”.
Después de preparar bocadillos y la
intendencia, salgo caminando a su encuentro: Son 8,5 kms de subida al 4% y al
7% que consigo superar en menos de dos horas. Me sube la moral.
En la subida y en la espera de la caravana publicitaria me
da tiempo a pensar en varias cuestiones antropo-sociológicas:
- - Identidad y banderas: las personas necesitan banderas, aunque sean del Supermercado
- - Incivilidad: salvase quién pueda, primero soy yo y luego todos los demás.
- -
Irrespetuosos con la naturaleza
- - No respeto a las reglas.
Todo es fruto del turismo masificado, pero también de la
cultura.
Señalo una situación que ha ocurrido delante de mí:
Antes de que llegue la caravana publicitaria con sus
vehículos, la carretera es cortada totalmente a cualquiera peatón, coche o
bicicleta. Algunos “listos” tratan de superar a los gendarmes que, amablemente
según mi opinión, tratan de que todos respeten una regla que está basada en la
propia seguridad y de que en un espectáculo que concentra millares de personas
sobre un teatro que es toda la naturaleza (cada uno se acomoda donde puede), no
ocurran incidencias que ensombrezcan la fiesta.
Pues bien, uno de esos listos, a un gendarme que le
solicitaba que se pusiera al otro lado de la valla, ¡le ha respondido con un
chulesco “vale!, vale! pero no me toque” (el brazo de la gendarme tocaba el
brazo del incivilizado). Me pregunto si este “chulo varón” se habría comportado
así si el gendarme hubiera sido un varón.
La caravana publicitaria, como siempre, lanza gadget que
todo el mundo se lanza a acumular obsesivamente.
Los animadores tanto los de tierra como los de los vehículos
(hablar de coches sería impreciso porque sólo son modelos tour) son francamente
“bravas y bravos” haciendo participar a un público que espera las “horas” hasta
que llegan los corredores.
Hoy, los ciclistas estaban de huelga, creo, porque han
pasado tres o cuatro grandes grupos con poca emoción porque no hay un líder
destacado, tampoco destacan los españoles porque estamos en los Pirineos y los
franceses no tienen.
La bajada al campamento base ha sido a través de un bosque
en el que los árboles y el sonido del río invitan a inventar historías de
brujas, hadas y duendes.
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