jueves, 18 de julio de 2019

Primera etapa de montaña de este año


DIA 18

La mañana se presentaba invernal. Las nubes bajas amenazaban con tener que permanecer junto a nuestro camper esperando la llegada de los ciclistas. Por eso, me he ido a tomar un café y comprar pan en el panadero ambulante. Hago fila con los campistas del camping “civilizado” porque campistas con sus autocaravanas, con las típicas “California”; con sus furgonetas adaptadas, con coches y tiendas de campaña, o simplemente con un coche pueden contabilizarse acampan por millares allí donde encuentran un hueco y un lugar para acceder.
Desde ayer por la tarde, la gendarmería está impidiendo el paso hacia el “col” pero algunos se atrevieron a subir más arriba de nuestra posición a pesar de la señal de no pasar autobuses de más de 10 pasajeros, es decir, una furgoneta de 4 metros.
Es nuestro primer día de tour por lo que, al primer amago de levantarse las nubes, el ciclista, es decir, mi hijo decide marcharse hacia el “col”.  Después de preparar bocadillos y la intendencia, salgo caminando a su encuentro: Son 8,5 kms de subida al 4% y al 7% que consigo superar en menos de dos horas. Me sube la moral.
En la subida y en la espera de la caravana publicitaria me da tiempo a pensar en varias cuestiones antropo-sociológicas:

  • -          Identidad y banderas: las personas necesitan banderas, aunque sean del Supermercado
  • -          Incivilidad: salvase quién pueda, primero soy yo y luego todos los demás.
  • -          Irrespetuosos con la naturaleza
  • -          No respeto a las reglas.

Todo es fruto del turismo masificado, pero también de la cultura.
Señalo una situación que ha ocurrido delante de mí:

Antes de que llegue la caravana publicitaria con sus vehículos, la carretera es cortada totalmente a cualquiera peatón, coche o bicicleta. Algunos “listos” tratan de superar a los gendarmes que, amablemente según mi opinión, tratan de que todos respeten una regla que está basada en la propia seguridad y de que en un espectáculo que concentra millares de personas sobre un teatro que es toda la naturaleza (cada uno se acomoda donde puede), no ocurran incidencias que ensombrezcan la fiesta.
Pues bien, uno de esos listos, a un gendarme que le solicitaba que se pusiera al otro lado de la valla, ¡le ha respondido con un chulesco “vale!, vale! pero no me toque” (el brazo de la gendarme tocaba el brazo del incivilizado). Me pregunto si este “chulo varón” se habría comportado así si el gendarme hubiera sido un varón.

La caravana publicitaria, como siempre, lanza gadget que todo el mundo se lanza a acumular obsesivamente.
Los animadores tanto los de tierra como los de los vehículos (hablar de coches sería impreciso porque sólo son modelos tour) son francamente “bravas y bravos” haciendo participar a un público que espera las “horas” hasta que llegan los corredores.
Hoy, los ciclistas estaban de huelga, creo, porque han pasado tres o cuatro grandes grupos con poca emoción porque no hay un líder destacado, tampoco destacan los españoles porque estamos en los Pirineos y los franceses no tienen.
La bajada al campamento base ha sido a través de un bosque en el que los árboles y el sonido del río invitan a inventar historías de brujas, hadas y duendes.

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