Para pasar de La Rosière al Alpe d’Huez otro desplazamiento “impegnativo”, como dirían los italianos. Nosotros no tenemos el apoyo de la Gendarmerie, incluso las carreteras están cortadas hasta las 10 de la noche. Por eso, el mejor itinerario para pasar de un lado a otro, significó volver a Italia y pasar por el túnel del Mont Blanc. El cansancio de todo el día, la docena de tornantes (curvas en U) bajando con “el seis metros” y la señalización “stradale” italiana nos retraso unos buenos 30 minutos.
El paso del túnel del Mont Blanc es caro pero muy práctico y cómodo de llevar, al menos cuando no hay circulación. La salida debe ser muy bella si llegas con luz diurna pero no era nuestro caso, así que, aunque pasaban las 10:30 de la noche, decidimos avanzar en busca de un área de servicio donde descansar un poquito. Me tomé un café y Ales que estaba agotado se quedo dormido por lo que la parada se alargó hasta las 4 de la mañana. Teníamos que llegar antes de que a las 10 h cerraran la carretera que permitía acceder a Oz de Oisans y desde allí en teleférico hasta el final de etapa.
En Alpe d’Huez nos encontramos un mayor número de aficionados que en la Rosière de todas las nacionalidades, los más ruidosos: luxemburgueses y colombianos. Los franceses no terminan de encontrar un corredor que les haga enloquecer. También son visibles los holandeses, británicos, italianos… Los españoles, supongo, aparecerán cuando lleguemos a los Pirineos.
Si no fuera por la fotografía que tienes ante tus ojos y el espectáculo del propio público, la espera sería interminable. Hoy, decidimos quedarnos junto al km 2 para meta, pero esta vez no había sombra aunque llevábamos nuestro paraguas para protegernos del sol.
Durante la espera llegan a meta unos miles de ciclistas aficionados. Alguien debería contarlos. Sus bicicletas son casi tan buenas como la de los corredores. Todos son animados por el público o con comentarios irónicos que no consigo entender pero no deben ser ofensivos porque los ciclistas sonríen o siguen dando sus agónicas pedaleadas.
Dos horas antes que los corredores, llega la caravana publicitaria que va lanzando todo tipo de objetos: gorras, camisetas, galletas, gominolas, agua, vasitos de plástico, etc. Me recuerda la cabalgata de Reyes en la que los niños, ahora los adultos, se tiran a capturar un objeto de poco valor.
Los vehículos en los que se desplaza la caravana parecen sacados de una película de ficción,
unos son diseños exclusivos, otros parten de modelos conocidos como el escarabajo de Wolkswagen, la mayoría descapotables. Llevan a sus animadores y animadoras que van hablando y lanzando lo que corresponda a la gente.
Los problemas de contaminación no son las cantimploras que tiran los ciclistas, ni estos objetos que se lanzan; sino la cantidad de vehículos que recorren kilómetros y kilómetros gastando combustibles sólidos. Supongo que Tesla (ayer vi varios) y los constructores de bicicletas eléctricas deberían ir pensando en la sostenibilidad de esta caravana publicitaria. Igualmente, de los vehículos: coches, motos, furgonetas, camiones y autobuses de los equipos ciclistas.
El primer corredor aparece por la curva acompañado de incontables motos y coches. Yo apenas consigo distinguirlo. Luego vienen otros y otros. Los 21 tornantes del Alpe d’Huez han elaborado un “rosario de corredores” aunque hasta el pie de la montaña han ido casi compactos en un solo grupo.
Quiero hacer un comentario útil para años venideros: “Las nuevas tecnologías han silenciado las carreras ciclistas”. Ya no pasa una moto indicando la situación de carrera, se espera que el espectador a pie de carretera la estará siguiendo por Televisión o por Internet. Ya no se oye “Froome va destacado de 30 segundos, seguidos por el grupo del maillot amarillo en el que no se encuentra el maillot verde”. Es cierto que en los últimos metros, la televisión francesa coloca un super-hiper-tetra maxi pantalla del tamaño de un camión pero los espectadores están a lo largo de todo el recorrido especialmente en los dos o tres últimos kilómetros de la etapa.
Y por hoy, ¡basta!, nuestra etapa como la de los corredores es de transición y tratamos de descansar antes de los Pirineos, donde intentaremos llegar con tiempo para pode aparcar nuestro autocaravan en un sitio estratégico.
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