Hace unos días, recordando a Tomás Pollán, pensé que la muerte ha estado presente tantas veces en este blog. Efectivamente, puse la palabra muerte y me aparecieron una decena de entradas: Mi madre, un pariente, una compañera de trabajo demasiado joven para morir y Tomás (curiosamente en la primera entrada del fallecimiento de Tomás no aparece la palabra "muerte". ¡Qué listo es nuestro cerebro que desea protegernos en todo momento!). Pero también el joven finlandés que mató a sus compañeros, sus profesores y a él mismo.
Como dice Antonio, lo único seguro de esta vida es que moriremos. Todo lo demás, es más o menos probable: casarse, divorciarse, trabajar, estar en el paro, ser profesor, tornero o controlador aéreo, comprarse un coche, comprar o alquilar un piso, subir al Everest o ligar con una rubia o con un rubio de ojos azules y atento como un argentino.
Nos enseñan a todo: a pasar exámenes, a conducir, educación sexual, vial, a esquiar, a jugar al fútbol, al ajedrez pero nadie nos enseña cómo se acepta que la vida tiene un final y no vale decir que existe la vida eterna, ¿entonces qué hacemos los desconfiados?
De todos modos, alegría que es hoy es viernes. ¡Feliz fin de semana!
Vaya entrada que me ha salido.
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2 comentarios:
Menos mal que el título no era así: la muerte del blog. En resumen digo que la muerte forma parte de nuestras vidas. Buen finde para ti también Enrique. ¡Y cómo no, para los demás también! ¡A coger fuerzas para el segundo cuatrimestre!
No hace falta pertenecer a ninguna religión oficial para pensar en la posibilidad de algún otro tipo de realidad.
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