El día antes de la partida fue una locura. Además de las actividades programadas para el martes: natación y teatro, la mañana ha comenzado con correos de la compañía aérea para que hiciéramos el check-in con el ordenador. ¡Qué estresante! Finalmente, lo hemos conseguido.
Pero también había un correo de Prensas Universitarias porque ya había llegado el libro "De Escuela Normal del Magisterio a Facultad de Educación" que tanto esperaba desde la imprenta. Inmediatamente he concertado el acudir a recogerlos personalmente, así me los puedo llevar para dárselo a mi hermana.
A pesar de llevar todo el mes preparando el viaje, he anotado hasta diez asuntos que no debía olvidar. Pasar por USA no resulta fácil, los controles de entrada siempre son muy severos y dudo que todos los agentes de inmigración sitúen a España correctamente en el mapa.
Hemos decidido asistir al curso de teatro, es relajante. Nuestro profesor desarrolla sus actividades interpretativas en cada consejo o comentario que realiza. Es como si fueras a ver una función de teatro, porque también el resto de compañeros hacen muy buenos ejercicios, que invitan a que tú saques lo mejor de ti mismo.
No obstante, hay una comparación que viene a mi pensamiento recurrentemente. La situación mundial de la actualidad con sus guerras, con sus dictadores, con el discurso fascista, nazista y xenófobo me recuerda a la década de los treinta del siglo pasado.Por ejemplo, ¿qué pensamientos tendría una persona que en agosto de 1939 iniciara un largo viaje?, ¿estaría temerosa de un cierre de fronteras, de verse implicada en un incidente de guerra?
En cualquier caso, mi hermana y su marido Edward nos esperan. Ya queda menos tiempo para el final y hay que aprovecharlo, carpe diem.


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