Las tecnologías te permiten contactar con personas de tu infancia aunque cuando las encuentras no sienten la misma emoción que sientes tú. Lo que me resulta más emocionante es pasear, ahora que estoy jubilado, por la ciudad que me vio nacer y en la que pase más de cuarenta años de mi vida profesinal.
Al caminar por las calles, saludo a personas a las que veo con frecuencia y a otras que veía en el pasado. También me permite hacer un anamnesis de las etapas de mi vida y las consecuencias de algunas decisiones. Me gusta pensar, fantasear con que habría pasado si en vez de elegir el bachillerato de Letras y tener que estudiarlo en la Universidad Laboral de Córdoba, me hubiera conformado con hacer "letras de madera" y haber hecho el bachillerato de Ciencias en la Universidad Laboral de Alcalá de Henares.
Nací en Zaragoza y ahora vivo en Zaragoza; pero antes hice el bachillerato superior (los actuales tercero y cuarto de la ESO) en Córdoba, luego la licenciatura en Valencia. Empecé a trabajar en 1979 en la Universidad de Zaragoza hasta mi jubilación. Aunque, en el siglo XXI, hasta la llegada de la pandemia fui un "frequent flyer" del vuelo de Bérgamo. La pandemia conllevó la decisión de pasar la última edición de la vida en Zaragoza.
Probablemente haber pasado desde los 14 hasta los 22 años fuera de Zaragoza o ese otro periodo de vida con un pie en España y otro en Italia hayan reducido mi vida social mucho pero a pesar de ello, sigo encontrándome con dos o tres personas conocidas cuando paseo por la calle.
Creo que una decisión acertada la de haberme quedado en Zaragoza y no haber elegido algún lugar lejano, quizás más bonito, para pasar esta última etapa. (Por la mañana me despierto y me preocupa que NO me duela nada. Por si me he muerto) Por la calle, en un bar o en algún espectáculo, agradezco el saludo de "buenos días" adornado con una sonrisa o detenerme a hablar con quién no veías desde hace una década, a pesar de vivir en el mismo barrio.
Vaya lío de entrada que he hecho. En realidad, solo trataba de explicar el estado de ánimo de un jubilado que se siente parte de una comunidad cuando pasea por la calle. Aunque mi paso por Córdoba, Valencia o la Lombardía me hagan sentirme un poco extraño.
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