El hotel balnear aunque un tanto cutre y decadente, tenía televisión que nos ofreció el conocimiento del tratamiento que da la televisión a su fiesta nacional. Transmiten la parada militar por tierra, mar y aire.
Pero rápidamente nos dirigimos hacia Saint Lary Soulan donde finaliza la etapa de ese día 14 de Julio.
A pesar del día festivo, desde nuestra situación a unos treinta y nueve kilómetros de la meta, el tráfico es intenso y de todas las carreteras aparecen vehículos que se incorporan a nuestra ruta rumbo al mismo destino.
A dos kilómetros del Centro de la Ciudad, el parking de un supermercado es el lugar apropiado para aparcar la furgoneta y no empezar a sufrir grandes y angustiosos atascos.
Ales coge su bicicleta y se dispone a subir hasta la meta situada a unos 2215 metros (Coll di Portet). Yo elijo la vía fácil de los teleféricos: barata, poca fila. Si bien, el paso entre uno y otro tramo hay que efectuar una bella caminata de 4 kms. El camino está muy concurrido por aficionados que como yo han elegido este medio para acercarse a los últimos kilómetros de la etapa.
En la ovovia (teleférico en forma de huevo) coincido con un trabajador de la Región de Aquitania que habla español perfectamente y me comenta que tienen muchas reuniones con la Región de Aragón. Me siento como en casa.
Me encuentro con Alessandro a un kilómetro de la meta que ha tenido que subir el último kilómetro campo a través con la bici a cuestas porque la Gendarmería ya no permitía circular por la carretera. Hay un momento en el Tour que la ruta está totalmente cerrada a todos.
Uno de los perros vigila desde la distancia
La espera de los corredores siempre pasa rápido porque el espectáculo está en el entorno. En esta ocasión, se trata de un grupo autóctono, vaquero - pastor de vacas- incluido que aprovecha que una vez apartado el ganado para que no invada la carretera, lo deja al cuidado de algunos aprendices y se viene a la fiesta con sus perros. Pero, de repente, sale corriendo para poner orden porque las vacas le están "tomando el pelo" a los aprendices y se empeñan en bajar a la carretera.
Finalizada la carrera, vista y no vista, la bajada por una escarpada cuesta hasta el telesilla permite ver a pocos metros a unas marmotas.
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