La casa es de madera. A pesar del clima adverso en invierno, gracias al mantenimiento que mi cuñado realiza, la casa se encuentre igual o mejor desde aquella primera visita. Tiene un salón acristalado que permite contemplar el amplio jardín con sus enormes árboles, las ardillas y los pájaros de todas las clases que se aproximan a comer bayas y semillas.
Esta situada junto al lago Erie que en verano permite disfrutar de sus playas. Ahora nos acercamos a ver los destrozos producidos por las mareas y las heladas del invierno. En este mes febrero, los colores no son tan vivos pero la luz tenue y un tímido sol nos invita a pasear acompañados por su perro Rosco.
Aunque la mayoría de las casas son segunda residencia, nos encontramos con personas que pasean y que se saludan como se hacía antes. Con algunas, la conversación se prolonga un poco más allá de ese saludo amistoso que echamos en falta cuando nos cruzamos con alguien en un camino solitario.El tiempo pasa con monotonía y con rutinas pero resulta muy gratificante en este ambiente familiar sin obligaciones, sin agenda, sólo conversar, hablar de esos temas quizás intrascendentes que la distancia no facilita. Las visitas anteriores a la casa de mis hermanos eran con la presencia de los hijos de ellos y míos por lo que no había oportunidad de "hablar entre hermanos".
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